Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

Paese mio che stai sulla collina

disteso come un vecchio addormentato,

la nonia, l´abbandono, il niente son la tua malattia;

Paese mio, ti lascio e vado via

Franco Migliacci, Che sarà

Según las repetidas afirmaciones del presidente López, el pueblo mexicano es bueno, noble, sabio, justo, honesto y decente. Los únicos tontos que hay en nuestro país son los que piensan que el pueblo es tonto. La única causa de todos los males que a nuestra nación afectan es el neoliberalismo y su hijo unigénito es la corrupción; lo único bueno que hay en nuestra rediseñada realidad es lo que hace la actual administración y todos sus ambiciosos programas de generosa limosna que obtendrá dineros para su financiamiento en los ahorros que la extinción mágica de la corrupción nacional aportará.

La mañana de ayer, en su soliloquio matutino destinado a desacreditar a la sociedad civil y a las organizaciones no gubernamentales, López Obrador hizo una pregunta retórica, que son sus favoritas, lanzándole a los reporteros que sufren su matutina perorata la interrogante de ¿cómo se llamaba antes a la sociedad civil? Como nadie respondió, que de eso se tratan las preguntas retóricas, les regaló la respuesta: “se llamaba pueblo”. Ahí dejé de entender, si alguna vez comencé a hacerlo.

Si lo que antes era el pueblo y ahora, sin dejar de ser quien es, se llama sociedad civil, ¿en qué momento cayó en el pecado mortal de traicionar su sabia esencia para convertirse en ariete del malvado neoliberalismo que es el causante de todas nuestras desgracias?

Pueblo es una palabra como democracia, justicia o la entrepierna de una prima lejana mía: todos jugaban con ella, pero ninguno quería adquirir el compromiso de ligar por siempre su existencia a ella. Pero siempre estuvo dispuesta a satisfacer los caprichos que se ocupaban.

Asesinado Marat en la bañera, Robespierre y Danton animaron en la Revolución Francesa el surgimiento y fortalecimiento de los Comités de la Salud Pública — entendida la salud como la salvación de la Revolución— que acabaron por guillotinar a sus impulsores . Esos comités de corta vida fueron los inspiradores de los Comités de Defensa de la Revolución en Cuba, auténtico ejército de delatores y chivatos. Es el espíritu de la turbamulta que se lanza a linchar a cualquiera que sea objeto de la mera sospecha de ultrajar a una menor. Y guay de los policías que se atrevan a mantener el orden.

Los comités franceses intentaban crear una nueva Francia ideal, sobre conceptos de humanismo, idealismo social, laicismo y amor patrio a la “república de la virtud”.

Me suena, me suena.

PILÓN. – No debiéramos compartir el desprecio oficial de la administración actual hacia las empresas calificadoras de la capacidad crediticia de las empresas del Estado mexicano, notablemente Pemex y la CFE. Nos guste o no nos guste, este gigantesco buró mundial de crédito que integran las calificadoras de los Estados Unidos es la que orienta a los señores del dinero a quién le prestan y a quién no y, sobre todo, en qué condiciones. No nos hagamos patos: el crédito mexicano está por los suelos y los pagarés que este gobierno esté dispuesto a firmar para que le ayuden a sacar a flote a las empresas energéticas están a punto de valer menos que el papel en el que estén impresos. Bonos basura, vamos. Debiéramos tomar en cuenta a estos técnicos fifís de las finanzas.

Fuente:

Vía / Autor:

Félix Cortés Camarillo

Etiquetas:

Compartir:

Autor: lostubos
Ver Más