Dentro de un piso despoblado de la calle Adly, en el corazón de El Cairo, habitan amontonados entre el polvo todo tipo de materiales educativos pertenecientes al primer centro de enseñanza del español en Egipto, inactivo desde hace cerca de dos décadas y recuperado ahora por el Instituto Cervantes.
El espacio fue inaugurado en 1953 bajo el nombre de Centro Cultural Español de El Cairo y quedó en desuso cuando el Instituto Cervantes tomó el relevo de la escuela en 1993 para trasladarse a la otra orilla del Nilo por motivos de espacio y accesibilidad.
Desde entonces, el piso de la calle Adly ha servido de almacén de documentos, libros de texto, cintas de audio y todo tipo de materiales que se empleaban para enseñar el español en los años 50 y que ahora habitan entre el polvo y la humedad de las paredes.
«Hemos encontrado auténticas reliquias», explica Silvia Grijalba, directora del Instituto Cervantes de El Cairo, que volvió a abrir las puertas del piso de la calle Adly al público por primera vez este lunes.
Grijalba aseguró que la primera vez que pisó el centro educativo abandonado tuvo la sensación de que «el tiempo se había parado en este sitio».
El olor a historia que desprende el lugar, infestado de objetos, fue razón suficiente para que el Cervantes decidiera recuperar el antiguo aulario y «dejarlo tal y como estaba», explica Grijalba, con la intención de iniciar dos proyectos que le darán una segunda vida al centro.
Por una parte, Grijalba explica a Efe que se pretende transformar el piso en un «centro de creación» para que artistas egipcios de todas las disciplinas inspiren sus obras en el aulario, colaboren con creadores españoles invitados y también realicen diferentes talleres.
Azma Gamal, una poeta egipcia treintañera, acude al piso para asistir a un taller y participar en este proyecto que mezcla sus dos pasiones: el arte y la lengua española.
Asegura que todos los instrumentos antiguos de vídeo y sonido le inspiran para escribir versos porque el lugar invita a «establecer un vínculo entre el pasado y el presente».
Este proyecto, en el que ya han participado españoles como el viñetista Álvaro Ortiz o la cineasta Regina Álvarez, culminará en una exposición que, bajo el nombre de ‘La Cápsula del Tiempo’, agrupará todos los trabajos que se hayan inspirado en el piso de la calle Adly.
Por otro lado, el Cervantes está llevando a cabo una labor de comisariado para recuperar los sistemas de enseñanza del español desde mediados del siglo XX hasta la actualidad.
En el interior de una de las aulas, una pila de sillas hace equilibrios entre pupitres desgastados por incontables roces con libretas, mientras un proyector sexagenario escupe ráfagas de luz color sepia que ilustran cómo eran las clases de español hace medio siglo en Egipto.
«Sorprendentemente todavía funciona. Es alucinante», dice a Efe Víctor Gil, el arqueólogo e historiador riojano que está documentando todos los artilugios e investigando cómo funcionan para analizar la «evolución de los métodos de enseñanza del español y la historia del Cervantes en Egipto».
En el interior de los casetes, el archivo fotográfico y las filminas, se pueden encontrar desde una charla que dio un premio Nobel en los años 80 hasta una visita oficial a El Cairo del rey Juan Carlos, asegura Gil.
Más allá de los artilugios, Gil tiene la intención de «recuperar la memoria de la parte humana» mediante entrevistas con exalumnos, antiguos profesores y personal administrativo que trabajaba en el centro y así «explicar la historia del centro para contextualizar cómo se enseñaba».
«Nuestro objetivo es enseñar los aparatos y traer a los profesores que enseñaban aquí para que nos cuenten en qué ha variado desde hace 60 años hasta la actualidad», concluye.