Después de las diatribas mañaneras del presidente en contra del neoliberalismo, acusando a esta teoría económica de todos los males y la corrupción de México, hizo bien AMLO en reunirse, aunque con los empresarios.
Qué bueno que Alfonso Romo convenció al presidente López Obrador de acercarse a los empresarios y dar alguna señal referente al apoyo que se piensa dar a la iniciativa privada. Aunque en la renovación de la dirigencia del CMN no presentó ideas concretas, ya es un avance que se haya reunido con los asistentes.
Qué malo que le echó la paleta de su mentado 4% de crecimiento anual al propio Romo, y con eso mostró que no le interesa en lo más mínimo ver los números y posibilidades reales de la economía mexicana.
De su discurso se desprende que de no lograrse el 4% de crecimiento anual culpará a los empresarios por no haber invertido lo suficiente. Alfonso Romo no mejoró las cosas, aunque de perdido ya se habla de unidad de los tres sectores, el público, privado y social.
Por supuesto que con lo pocos antecedentes que ha dejado ver AMLO en el ejercicio del poder no aumentará la inversión. La cosa es muy simple, aún no se sabe hasta dónde quiere el Presidente volver a concentrar la marcha de la economía en el propio estado. Todavía no acierta a definir con claridad qué significa para él la expresión “desarrollo compartido”.
Mucho podría aclararse si dejara ver las líneas principales del Plan Nacional de Desarrollo, pero aún no empiezan siquiera los trabajos.
Por lo pronto, la administración de AMLO continúa usando las inercias que ya traía el país en el pasado; pero debe apurar el paso, porque como se verá en el reporte del INEGI, la inversión bruta fija será bastante menor respecto al año anterior.
Es muy mal síntoma que AMLO no aprovechara el espacio del CMN para lanzar algunos incentivos, como el explicar el porqué de los problemas de la CNTE en Michoacán, los aumentos salariales en la faja fronteriza, y la nueva política laboral que piensa impulsar.