“Tremendo contraste entre el crepitar del fuego en su comienzo y la paz de la ceniza”
José Luis Coll
Siempre he sido defensor de la experiencia, sin embargo y a pesar del impecable currículum del Maestro José Narro Céspedes, me parece que su dirigir al PRI nacional llega a destiempo.
Porque tras la estrepitosa derrota en las elecciones de 2018 y a sus 90 años de edad recién cumplidos, el tricolor necesita con urgencia reinventarse buscando penetrar en el sector más numeroso y de mayor influencia en la población de nuestro país: los jóvenes.
Por lo anterior, no puede ser una persona mayor quien consiga las simpatías de este bloque, así haya ocupado el puesto de Rector de la UNAM.
El PRI, como nunca antes, debe buscar una dirigencia de hombres y mujeres jóvenes que marquen un contraste con el equipo del presidente López Obrador y los cuadros de Morena, porque a pesar de que hoy tenga una altísima popularidad, dentro de unos meses esta bajará irremediablemente y de nuevo el fenómeno antisistema, el contraste, el cambio, podrá ser determinante en los ánimos electorales.
Los priistas deben encontrar ocupación, tareas y cargos, para sus militantes mayores de 40 años; consejos, capacitación, asesorías, pero nada de puestos en los comités nacional, estatales y municipales, puros chavos.
Y ojo, no basta con ser joven y bonito, hay que tener preparación, vocación y una férrea disciplina de trabajo. Es prioritario el salir a arrebatar banderas, a encabezar causas, a liderar luchas, a ayudar a quienes lo necesitan, a convertirse en una férrea oposición argumentada, con cimientos y estructura, peleando en la calle cada voto, cada cuadra, cada colonia, cada seccional y distrito.
Así, y sólo así, podrán recuperar el poder.
Una pena porque en otro tiempo el doctor Narro hubiese sido un excelente presidente del PRI, pero no este no es su tiempo. Hoy se ocupa el contraste.