Por José Jaime Ruiz
El resumen de Proceso de los 100 días de gobierno del presidente es desalentador. El semanario cabecea “El estilo López Obrador: Acusaciones que nunca llevan a nada”.
Y resume: “Las ‘mañaneras’ son la tribuna ideal para que López Obrador despotrique y lance invectivas en su afán de convencer a su público de que está haciendo cosas, sobre todo en lo tocante al combate a la corrupción. Con poco espacio para aceptar críticas, ha hablado del huachicoleo que implicaría a altos funcionarios, del saqueo a Los Pinos, de los salarios de los ministros de la Corte, de malos manejos en el dinero de organizaciones de la sociedad civil… Pero hasta ahora el discurso no se ha traducido en acciones concretas que hayan llevado a nadie a enfrentar la justicia.”
Tal parece que el semanario no ha entendido el “mirar” hacia adelante de Andrés Manuel; de no lanzarse contra chivos expiatorios; de, en todo caso, hacer una consulta e irse contra los de arriba: los expresidentes.
De un plumazo, Proceso descalifica a López Obrador y su lucha contra la corrupción que se da en el presente y en el futuro. No han entendido que es una vuelta de página. Proceso quiere ver sangre cuando las líneas discursivas del presidente son de reconciliación.
En una entrevista con el semanario, José Woldenberg califica a Andrés Manuel como sultán y bufón. He aquí su molestia:
1.- “Lo nombramos presidente, no sultán.”
2.- “…desprecia, y mucho, a las instituciones del Estado y a sus funcionarios, desprecia a los órganos autónomos y desprecia a las organizaciones de la sociedad civil. Y esto no presagia nada bueno.”
3. “Lo que más me preocupa es que existe un resorte autoritario en el presidente de la República.”
4.- “Está hablando desde Salinas hasta acá. Muchos de los eventuales delitos es muy probable que hayan prescrito… hablar de cosas que pasaron hace 25 o 30 años y que van a ir a tribunales, me parece una bufonada.”
La distorsión de Woldenberg es evidente. Andrés Manuel ni es sultán ni vive como un sultán, como sí lo hicieron desde Los Pinos Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto a quienes José nunca calificó de bufones o de ejercer el poder desde un, este sí, sultanato con su vivienda, viajes, séquito.
Woldenberg aún no digiere que no se está contra las instituciones de Estado, ahí está el respeto a la Suprema Corte y las cámaras. No se trata de despreciar a órganos autónomos y organizaciones de la sociedad civil, se trata de combatir la corrupción de organismos que se enriquecieron con el erario y poco han hecho por oxigenar la vida pública del país. Salarios insultantes y resultados difusos. Andrés Manuel ha aclarado, y demostrado, que ni es autoritario ni represor. No ha reprimido ninguna manifestación social, ni los bloqueos a los trenes ni la toma de casetas, por ejemplo. ¿Por qué no lo entienden? It’s the corruption, stupid!
@ruizjosejaime
