Este viernes, la huelga escolar emprendida por la joven sueca Greta Thunberg, cumplió 30 semanas, tiempo en el que ha logrado un alcance que ni ella ni nadie imaginó cuando comenzó su movilización «a solas», «sin apoyo» y «repartiendo folletos» sobre el cambio climático.
Luego de que el pasado jueves 14 de marzo fuera anunciado que la adolescente de apenas 16 años se encuentra en la lista de las personas nominadas para recibir el Premio Nobel de la Paz de este año, Greta agradeció la consideración y celebró, igual que todos los viernes, el crecimiento de la huelga estudiantil a nivel mundial.
Jóvenes contra el Cambio Climático
Unas horas antes del nuevo episodio de esta huelga que convoca cada viernes a miles de niñas, niños y adolescentes a dejar las aulas por unas horas alzar la voz sobre la urgencia de implementar medidas que frenen el calentamiento global, Greta escribió:
«2052 localidades en 123 países en todos los continentes, incluyendo la Antártida»
«¿Qué vas a hacer el 15 de marzo de 2019?», preguntó la activista residente de Estocolmo y como respuesta obtuvo decenas de fotografías y videos de protestas pacíficas que han tomado forma en distintos países gracias a entusiastas que como ella, deciden no cerrar los ojos ante la situación por la que atraviesa el medio ambiente en la actualidad.
Un movimiento mundial que comenzó en redes sociales
La vida de Greta cambió el 20 de agosto de 2018, cuando aún tenía 15 años.
Un viernes simplemente subió a su bicicleta y manejó hasta las puertas del Parlamento Sueco, llevaba su ya famosa pancarta y algunos folletos con información sobre la emergencia climática.
De las 8:30 a las 15:00 horas, Greta estuvo sentada a solas y decidió compartir en redes una foto de su protesta sin saber que esa sería la única jornada que pasaría sin compañía. El resto, es historia; el apoyo comenzó a llegar y pronto la gente comenzó a unirse a miles de kilómetros de distancia.
Greta Thunberg, una joven diferente
La historia de vida de Greta está lejos de ser común, desde que era muy niña, sus padres se dieron cuenta que había algo especial en ella que la hacía excepcionalmente brillante; hace poco más de cuatro años fue diagnosticada con Asperger, que entre otras cosas, la hacía vivir periodos de mutismo selectivo y depresión.
La preocupación por el medio ambiente llegó a su mente cuando en la escuela comenzaron a mostrarle películas sobre el problema de los plásticos en el océano, los animales muriendo de hambre por la destrucción de sus hábitats y de los polos derritiéndose. Para The Guardian, Greta admitió que las imágenes la hacían llorar y consternaban, pero a diferencia de sus compañeros, ella no podía dejar de pensar en el tema al salir de la escuela.
Al principio se sintió demasiado pequeña como para poder generar un cambio y esto, junto con otros factores, la llevaron a sufrir una depresión grave que incluso le impidió asistir a la escuela. Durante ese tiempo habló con sus papás sobre el tema. “Dijeron que todo estaría bien. No ayudó, pero sacar eso de mí me hizo bien”.
Al darse cuenta del poder de persuasión que sus palabras lograron en su núcleo familiar, la niña decidió tomar acciones más grandes.
Según contó en sus redes sociales, se reunió con un grupo de otros jóvenes para planear alguna estrategia, pero la falta de consenso la llevó a tomar la determinación de comenzar la huelga inspirada por estudiantes de Parkland, una escuela en Florida (EU) que se manifestaron de la misma manera luego de una masacre en su lugar de estudio.
Al principio, sus padres intentaron disuadir a Greta, pero como ella misma dice, “no pude dejar ir las cosas”. Hoy, su madre que es una de las cantantes de ópera más importantes de Suecia, ha dejado de usar aviones por el impacto ambiental que estos generan, a pesar de que esto ha tenido un impacto importante en su carrera. Su padre se convirtió en vegetariano.
Foto propiedad de: Anders Hellberg / Effekt