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Youtubers y chayotubers, ternuritas; pobre Andrés Manuel López Obrador


En la mañanera de hoy el presidente Andrés Manuel López Obrador informó sobre los youtubers: “A propósito, ya entraron quienes estaban solicitando de redes sociales”. Voltea a ver a Jesús Ramírez, coordinador general de Comunicación Social y vocero del Gobierno de la República, y éste asiente.

Hoy Andrés Manuel invistió como periodistas a los youtubers.

Sanjuana Martínez y yo coincidimos en lo esencial en la participación de los youtubers en las mañaneras.

Escribí: “Los youtubers no son periodistas, son impostores: no tienen formación periodística ni la tendrán, lo suyo no es la noticia sino el escándalo, el entretenimiento, son aborígenes de la civilización del espectáculo. No les interesa la calidad, les interesa la cantidad, los seguidores, esa infame turba digital. Cuando la tribu digital encarna, empieza el peligro. ¿Deben de asistir los youtubers a las mañaneras del presidente Andrés Manuel López Obrador? No, incumplen los requisitos mínimos de un reportero o un columnista. Carecen de formación académica y de cultura informativa. ¿Por qué los aceptan?”

“Cuando las agresiones digitales se convierten en reales, algo está fallando. Darles investidura de periodistas a los youtubers, es restarle seriedad a la comunicación política y social de la Cuarta Transformación.”

Escribió Sanjuana:

“Los yotubers se han convertido en las estrellas de las conferencias matutinas del Presidente. Sin control ni mucho menos filtro alguno, los youtubers entraron a Palacio Nacional y consiguieron su cometido: destacar a base de persistencia, cero vergüenza y mucho protagonismo.

“A muchos de ellos no les interesa la información, quieren el escándalo, el entretenimiento y el espectáculo. Su objetivo no es informar, es ganar seguidores.

“No nos equivoquemos. Los yotubers no son periodistas. La mayoría, insisto, no buscan la noticia, no quieren informar, pretenden hacer show. Y haberles permitido entrar a Palacio Nacional se está convirtiendo en un problema de seguridad, particularmente porque la cosa ya llegó a enfrentamientos violentos.”

En su artículo de hoy en El Financiero, apunta Raymundo Riva Palacio:

“El patrón de insultos y calumnias contra Krauze es idéntico al que han estimulado cercanos al presidente, francotiradores digitales a sueldo y simpatizantes. Nadie que cuestione al presidente, aun cuando apoye a López Obrador, se ha escapado de los epítetos y las difamaciones, regadas en las mañaneras y las redes sociales.

“En un texto que publicó en el portal Sin Embargo, Sanjuana Martínez, cercana a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa de López Obrador, y nueva directora de Notimex, se refirió al hostigamiento a los periodistas que acuden todos los días a Palacio Nacional por parte de los youtubers, ‘la guardia pretoriana’ del presidente.

“La presión, el acoso, la violencia verbal y el discurso de odio no es patrimonio de ellos, como se vio en el caso de Krauze. Se ha socializado contra quien disienta del Ejecutivo. El texto de Martínez refleja preocupación por el desbordamiento.”

He visitado algunas páginas de los youtubers, no sé si todos caen en la categoría de chayotubers. No lo creo, como tampoco creo que todos los columnistas sean Ricardo Alemán o que los reporteros sean en esencia chayoteros cuando en su profesión les va la vida en ello. Los youtubers no son periodistas, son, más que simples, simplones comentaristas. No veo a ninguno de ellos haciendo un trabajo de campo como Cristina Pacheco, no creo que ninguno se atreva a cubrir la “fuente” del narco en Tamaulipas, tampoco que logren entrevistar como Ricardo Rocha, realizar reportajes como Sanjuana Martínez, investigación como Diego Enrique Osorno, fotografías a la Gaviota en París, como Paco Cobos, quien sufrió el acoso del  Estado Mayor Presidencial, o ser asesinado como Santiago Barroso Alfaro por sus denuncias contra el crimen organizado.

Los youtubers y los chayotubers son ingenuos con malicia, quieren hacer negocio, no periodismo. La banalidad y la estupidización son sus “virtudes”; el onanismo, la autocelebración, el club de los elogios mutuos, sus vicios. Como expositores, son ternuritas, pero provocan un discurso de odio en sus seguidores, en sus cientos de seguidores, en sus diezmiles de seguidores, en sus cienmiles de seguidores, de los cuales sólo 10 ó 12 acuden a aplaudirles afuera de Palacio Nacional.

Los ternuritas están provocando odio al asumirse como lo que no son. A ningún periodista serio, no-chayotero, le interesaría ser un youtuber. Todos los youtubers desean asumirse como periodistas. Sus seguidores, esa infame turba, dicen que prefieren informarse con los youtubers, de lo que no se dan cuenta es que los youtubers se informan –para desinformar– a través del periodismo “tradicional”. Sin este periodismo, los youtubers no existirían simplemente porque no crean o producen contenidos. Chachalaqueros, lo suyo es la desinformación, la distorsión.

Suaves, delicaditos, cariñitos, ternuritas, los youtubers siembran odio en sus seguidores, la brutalidad de la ignorancia y la grosería y agresión públicas. En un país donde ejercer el periodismo es un peligro de muerte, López Obrador da carácter de oficio periodístico a la banalidad, a la frivolidad. Pobre Andrés Manuel, tan lejos de Altamirano, el Nigromante, los Flores Magón, Cabrera, Scherer, Monsiváis, Villamil… y tan cerca de los youtubers. Pobre.

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Vía / Autor:

José Jaime Ruiz

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Autor: José Jaime Ruiz
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