“La Historia no es la maestra de la vida: nadie escarmienta”
Benjamín Jarnés
Desde hace poco más de 30 años en Colombia y después en algunos países de centro y Sudamérica, se puso de moda la comisión de delitos, ejecuciones y robos, a bordo de motocicletas.
Por alguna extraña razón el fenómeno no había penetrado en nuestro país, con todo y el montón de series y películas dedicadas a hacer apología de los narcotraficantes como Pablo Escobar, cuya afición a estos vehículos supuestamente le dio la idea de emplearlos en su vida criminal, por la rapidez y sobre todo la facilidad para superar los “trancones” (embotellamientos) citadinos.
Hace una década, cuando empecé a viajar con frecuencia a Colombia, vi cómo todos los motociclistas, así como sus acompañantes, debían portar por ley un chaleco de color verde fosforescente en cuya espalda se veía claramente un número de identificación, mismo que debía aparecer y coincidir con otro pegote en la parte posterior del casco.
Me comentaban entonces que no portarlo o intentar falsificar estos elementos era duramente penado en Colombia.
Algunos otros países de Centroamérica como Honduras cuando se inició el mismo fenómeno, pensaron en implementar el sistema.
Hoy nos enteramos que las autoridades de la Ciudad de México ha dado a conocer que se ha incrementado el número de delitos a bordo de motocicletas y que a diario se cometen 3.5 hechos, principalmente en Iztapalapa.
Sería ideal el que Claudia Sheinbaum girase instrucciones para cerrarle el paso a la delincuencia de este tipo y, por principio de cuentas, impidiese que los encargados de la seguridad perdiesen el tiempo experimentando soluciones; a preguntar en Colombia y otras latitudes qué se ha hecho y sobre todo qué ha funcionado para evitar este tipo de actividades.
Estamos a tiempo, aprendamos de la historia.
ftijerin@rtvnews.com