Por Francisco Tijerina.
“Cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive”
Gabriel Marcel
De la misma manera en que cuando se acaban los argumentos empiezan los insultos, cuando termina el talento empiezan los escándalos.
Horacio Villalobos, abogado, actor y conductor de TV carece de talento y por ello vive y se sostiene del escándalo. Así ha sido siempre, no hay nada de qué extrañarse.
A Villalobos le encanta victimizarse, tirarse al suelo y patalear cuando alguien critica a los homosexuales exigiendo respeto a la diversidad de opiniones y las diferentes formas de vida, pero resulta que en otros ámbitos hace exactamente lo contrario.
Hace unos días en un programa de TV Azteca en donde participa como jurado, empresa que se jacta de tener y promover valores, el tipo descalificó la rutina de un bailarín por el simple hecho de que iba vestido como torero y él, según dijo, está en contra de la fiesta brava.
De manera que mientras critica, se ofende y recrimina a quienes no piensan como él en cuanto a la diversidad sexual, por otra parte, y por el sólo hecho de tener un micrófono se siente con la autoridad moral para pontificar y con base a sus preferencias pretender imponernos a los demás un estilo, forma de vida o visión.
Triste caso el de Adal Ramones quien en el mismo programa dijo coincidir con Villalobos, porque al regiomontano de origen (hace mucho que no vive aquí), se le olvidan sus pasajes taurinos, los brindis que recibió, las veces que toreó en la Plaza México o cuando se tiró al ruedo preocupado porque un toro había alcanzado a un amigo torero.
Caretas, máscaras, frívolos, superfluos, se preocupan por el qué dirán y por adosarse a “lo políticamente correcto”.
Promover y practicar valores, como pregonan las empresas de Ricardo Salinas, implica respeto, armonía, convivencia, sin descalificación ni agravios, sin insultos ni predisposiciones y así deben practicarlo desde la cabeza hasta el último de los empleados y resulta que Villalobos y Ramones ahí no son más que eso, empleados.
Si Villalobos quiere respeto, que empiece por respetar a quienes no comparten sus puntos de vista. Si a Ramones le dio convenientemente amnesia, que vaya y les informe a sus amigos taurinos que ya no lo son.
No se vale y menos es correcto jugar a la doble cara y pretender dar lecciones cuando no se es capaz de predicar con el ejemplo.