Por Jorge Narváez.
Una verdadera leyenda se fue. Osvaldo Batocletti perdió muchos partidos, pero para la afición su duelo contra el cáncer dolió más que cualquier derrota en clásico.
Considerado el Tigre más Tigre por su entrega con el equipo. Llegó a Monterrey desde San Nicolás de los Arroyos, en Argentina, y llegó para quedarse ya como mexicano, y tan norteño como “El Volcán” y el Cerro de La Silla. Luego de su retiro siguió dando cátedra a los niños de las fuerzas básicas y posteriormente le dio un título a Tigres Femenil.
Después del primer campeonato con las mujeres, Bato anunció su retiro de la dirección técnica pues ya tenía otra batalla con una de las enfermedades de mayor mortalidad en el país.
En la actualidad prácticamente no hay un exjugador como Batocletti que siga vigente y que practique los valores del verdadero fútbol.
No hay jugador que después de anunciar su retiro sea tan querido por la afición que cada que era visto por las calles seguían las solicitudes de foto (ahora selfies).
Tan respetuoso fue que se ganó también a la afición de Rayados y vaya que a estas alturas es muy difícil mantener una línea de respeto con el equipo rival.
Ojalá Bato les hubiera enseñado un poco de respeto y valores a Nahuel Guzmán y Gignac o a Rogelio Funes Mori y Rodolfo Pizarro.
A partir de ahora quedará su historia escrita. La verdadera leyenda que dio muchas alegrías a su afición y que portó la camiseta con orgullo; hoy se la lleva al Cielo y desde arriba junto a Don Carlos Miloc estarán armando un equipo a su estilo.
Foto propiedad de: Mexsport
@soyjorgenarvaez