Por Félix Cortés Camarillo.
Busqué sin éxito algún poema del nuevo secretario del Medio Ambiente y Recursos Naturales, don Víctor Manuel Toledo, quien se define a sí mismo, me dicen, como ecólogo, poeta y ensayista. Me topé con otro Manuel Toledo, quien también versifica, pero que es veracruzano y habla ruso. Sin duda es otro.
Sí me encontré con abundantes testimonios de la vocación ecológica, y además indigenista, del nuevo miembro del gabinete del presidente López. Su tesis fue de etnoecología, para mejor definición. Tiene, en el papel, todas las credenciales para su nuevo cargo por su constante preocupación por el medio ambiente y las minorías. Lo que no entiendo es por qué tuvimos que esperar a que se le fuera el avión a la original titular de SEMARNAT para que se hiciera cargo de la cartera alguien que sí le entiende. Pero, en fin.
La distribución de posiciones y privilegios en el entorno del presidente López ha sido sobradamente cuestionada. Más recientemente ayer por Ricardo Rocha sobre el portavoz del Ejecutivo: o no sabe leer o es mentiroso.
Es obvio que, como suele suceder, a la hora de repartir el pastel del poder cuentan mucho los compromisos afectivos y económicos contraídos en campañas. Con tres en su historial, el presidente López tenía muchos pagarés vencidos. Sólo así se entienden posicionamientos como el de Napoleón Gómez Urrutia o el Ing. Jiménez Espriú, por citar un par.
De lo que no queda ninguna duda es en la nominación de Santiago Nieto Castro como jefe de la Unidad de Inteligencia Fiscal de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, casi el primero en anunciar el 3 de diciembre pasado por el titular de la cartera, Carlos Urzúa.
Recordemos. Don Santiago Nieto Castillo, abogado él, tiene una larga experiencia en procesos electorales y las triquiñuelas que en ellos se esconden. Nieto estuvo, cuando tenía 24 años, en el IFE. En el 2015, al frente de la FEPADE, que es la encargada de delitos electorales, denunció al subsecretario de Gobernación Arturo Escobar por interferir en un proceso electoral. En el 2017 pidió y obtuvo una orden de aprehensión en contra del gobernador de su natal Chihuahua, César Duarte Jáquez, por finanzas electorales ilegales. Todo aquel que quiera escarbarle un poquito, como le encarga el presidente López a los reporteros como si fuera jefe de información de un periódico, se dará cuenta de que los dineros envueltos en el caso Duarte I –porque hay un caso espejo en Veracruz que se debe llamar Duarte II– mal habidos y peor manejados, fueron a las campañas del PRI. En ese mismo año encabezó la investigación en contra de la diputada morenista veracruzana, Eva Cadena, grabada en un video recibiendo dinero supuestamente destinados al hoy presidente de México. El 20 de octubre de 2017, Santiago Nieto Castillo fue destituido de la unidad de Delitos Electorales de la PGR.
Entra en escena Mauricio Odebrecht. El brasileño que, por cierto, vive en el bote, confesó hace mucho tiempo que su empresa, especialista en sobornos y construcciones enormes, le depositó a una cuenta proporcionada por un tal Emilio Lozoya Austin cinco millones de dólares; la cifra se duplicaría pronto. El tal Emilio Lozoya Austin era director general de Pemex. A cambio de la lana se comprometía a favorecer a la compañía brasileña. El destino de esos diez millones de dólares, se asume, fue la campaña de Enrique Peña Nieto.
Follow the Money, dice el gringo cuando quieres descubrir a un delincuente.
A mí me queda muy claro que el señor Nieto Castillo, además de los rencores acumulados, tiene la capacidad para llegar a esas fortunas.