Por Eloy Garza González.
Jaime Rodríguez, el Bronco, quiere ver en la presa Libertad, su legado como gobernador. Es natural y comprensible. A lo mejor uno estando en sus zapatos habría lo mismo.
Todos los gobernantes, incluyendo AMLO, tienden a considerar las obras públicas, sólidas y grandotas, como la mejor prueba de que alguna vez fueron mandamases. Hasta aquí todo bien, porque se trata de dotar a Nuevo León con una presa extra a las ya existentes: Cerro Prieto, El Cuchillo y La Boca. Pero vienen los asegures.
Se dice que el embalse Libertad, que comprenderá 2,292 hectáreas en los límites de los municipios de Linares y Montemorelos, sólo cubriría bien el abastecimiento garantizado de agua por 5 o a lo sumo 10 años (1,600 litros por segundo de agua, para 750 mil habitantes de la zona metropolitana). Después, como las otras tres presas, será insuficiente y sufriremos de nuevo desabasto de agua, por lo que nos veremos en la necesidad de construir a la postre, otra más. No es dato menor, si reparamos en que el chistecito le costará al erario más de 9 mil millones de pesos y concluirá en sus trabajos completos de construcción en algo menos de 30 años.
Jaime Rodríguez, cuya iniciativa es de entrada positiva, tendrá que pensar dos veces la decisión de la Libertad, sobre todo porque bajará la calidad crediticia de Agua y Drenaje considerablemente, cuando hacen falta más obras públicas que lleven el agua a los diversos confines de Nuevo León y el mantenimiento de la red de distribución en las ciudades. Eso sin contar con que en los terrenos donde se contempla construir la presa, hay siete vestigios arqueológicos, prehispánicos, en riesgo de desaparecer. Y lo peor: a 35 kilómetros de la cuenca del Río Potosí existe una falla geológica que, con cualquier evento sísmico fuerte, dañaría lo construido. A principios de año (basta mencionarlo), estando yo en Montemorelos, se sintió un temblor que después supe fue de 3.6 grados en escala de Richter. Y luego hace unos meses, hubo otro sismo más fuerte, de 4.2 grados.
¿Hay otra alternativa a la presa Libertad? Sí: no construir un embalse grandote, sino varios más pequeños, bien distribuidos en la geografía del Estado. Así no disputaríamos el agua de la presa Libertad a los más de mil 400 pozos de agua del acuífero de la Región Citrícola. Por supuesto, presas y contenedores chicos no relumbran ni apantallan tanto como una gigante, que eternice al gobernante en turno. La verdad, saldría más barato juntar dinero entre los nuevoleoneses para construirles a estos próceres una estatua. Y así todos contentos.
@eloygarza