Por Obed Campos.
No pocos de los integrantes del gabinete de Jaime Rodríguez, El Bronco, gobernador de Nuevo León, ven con extrañamiento el repentino cariño que este le agarró al dos veces fallido candidato a la alcaldía de Monterrey, Iván Paúl Garza Téllez.
Garza Téllez pasó con más pena que gloria, primero como candidato del PAN a la alcaldía de Monterrey en el 2015, cuando fue barrido de calle, y luego en el año pasado, el 2018, cuando buscó de nuevo el cargo, pero por Movimiento Ciudadano, con los mismos malos resultados.
Fue entonces cuando se ganó el mote de Iván “El Terrible”, por lo terrible de sus cuentas electorales.
Por eso se ve con extrañeza que lo haya nombrado el Gobernador como Director de Participación Ciudadana, siendo que siempre el nombre de “El Terrible” lo mezclaban con la mafia de los casinos en Monterrey, la cual supuestamente lo respalda.
Pero ahora, para que quede claro de qué lado masca la iguana, le acaban de dar otro encargo en Gobierno del Estado, con doble suelo claro, porque ahora aparte de Director de Participación Ciudadana es Depositario de la Subsecretaría de Desarrollo Político, cualquier cosa que eso signifique.
Lo que se traduce en un doble cheque para el muchacho, quien, antes del 2015, era un perfecto desconocido.
Tormenta en el Congreso
Al que parece que se le viene el mundo encima es al pastor del rebaño de diputados priistas en el Congreso del Estado, Francisco Reynaldo Cienfuegos Martínez, y es que ahora quienes un día lo encumbraron, sus propios padrinos, los más poderosos priistas de Nuevo León, hoy lo tienen al borde de la crucifixión por supuestamente haber comprado voluntades de otros partidos para favorecer al suyo.
¿Su pecado? Tratar de fortalecer al PRI a toda costa.
Pero líderes del tricolor, como lo son Abel Guerra y Héctor Gutiérrez de la Garza ahora mismo piden que Cienfuegos renuncie a la Coordinación de su bancada tricolor porque lo acusan de divisionista, desleal, y quien sabe que otras linduras.
Los que saben de política ven más allá y adivinan que detrás del sainete se encuentra Jorge Mendoza quien dicen, se mantiene aferrado a algo que nunca le ha servido para maldita la cosa: Un liderazgo priista que sólo en su mente existe.