Por Obed Campos.
Si bien la cifra de apenas 16 secuestros denunciados parece mínima para los últimos seis meses en una población de casi cinco millones como lo es la de Nuevo León, si se junta con otros delitos como el rapto de menores (que es lo mismo) y el tráfico de personas (que es igual) los casos llegan a mil 358, de enero a agosto de este año.
Estos no son datos propagandísticos, no tienen qué ver con partido político alguno. Son cifras frías del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, reflejadas del mes de enero al mes de agosto del presente año 2019.
En el ranking nacional, y no es consuelo, Nuevo León ciertamente no es Veracruz, que tiene 218 denuncias de secuestros, pero estamos en el sitio 13, empatados con San Luis Potosí.
Lo que sí hay que apuntar es que, al menos en denuncias de privación ilegal de la libertad, el año pasado se dieron 28 denuncias, lo cual baja los momios a favor de la autoridad y de la ciudadanía. Pequeño consuelo.
La pregunta misteriosa es ¿será igual la cifra de los delitos denunciados a los que se quedan en la oscuridad y el silencio?
La tabla va más o menos así: en secuestros, el primer lugar lo tiene Veracruz con 218 casos; el segundo lugar lo ocupa el Estado de México, con 174 denuncias; lo sigue la Ciudad de México, con 138 denuncias; el cuarto lugar lo tiene Puebla, con 60 denuncias; seguido del estado de Morelos con 40 casos registrados.
En la sexta posición se encuentra Guerrero con 37 casos; Zacatecas está en la séptima, con 34 casos; Michoacán llegó al octavo puesto con 30 denuncias; Tabasco está en el noveno puesto con 25 casos; Tamaulipas ocupa el décimo puesto, con 24 denuncias; en el puesto 11 del infame ranking está Hidalgo, con 21 casos; en el lugar 12, Oaxaca con 19; y como ya les había dicho, Nuevo León y San Luis Potosí comparten el décimo tercer lugar con 16 denuncias cada uno.
Los tres estados que menos denuncias tienen son Yucatán, con 0 secuestros; Baja California con 2 igual que Campeche con 2 casos.
Ahí están los números, falta saber qué van a decir los genios que cobran en dólares para vendernos el remedio y el trapito y las aspirinas para la calentura.
¿Qué sigue?