Por Jorge Narváez.
El caso de los jugadores de Veracruz es muy complejo. Todos tienen la razón, pero a la vez ninguno. La falta de solidaridad de los jugadores de Tigres ha sido lo que ha causado más revuelo en redes sociales. Las críticas hacia los felinos fueron tan fuertes, que el capitán Guido Pizarro, tuvo que salir a dar la cara y tratar de aclarar lo sucedido, pero… se hundió más.
A grandes rasgos, el capitán de los Tiburones solicitó a Pizarro que los apoyaran para protestar dentro de la cancha con cinco minutos sin jugar, pero los Tigres se negaron y sólo accedieron a estar de pie por un minuto.
Y así fue, pasaron los 60 segundos y Tigres comenzó a rodar el balón. Al minuto 2, Luis Rodríguez anotó el primer gol desde la media cancha. Para el 4’ André-Pierre Gignac se aprovechó de la situación y anotó el segundo. Sebastián Jurado, portero de los escualos, sólo siguió con la mirada el trayecto del balón.
Ni en el videojuego FIFA metes goles cuando tu rival se queda sin pila en el control, pero bueno… Los Tigres jugaron prácticamente solos durante unos minutos, y los aprovecharon bien. Después de esos goles, la escuadra del Veracruz comenzó a jugar con normalidad.
Pero el otro escenario estaba en las gradas: la afición estaba molesta. Al ver que los jugadores de Veracruz, no peleaban el balón, comenzaron a protestar, pues por eso pagaron un boleto para ver un espectáculo y no a 22 hombres parados en el campo.
Diría alguien “estás viendo y no ves”. La afición desde hace una semana sabía del problema, y aún así decidieron comprar un boleto (los abonados, ni cómo ayudarlos), pero aun así están en su derecho de exigir.
Después de la protesta y la poca sensibilidad, tanto de Tigres como de la afición, la pregunta es ¿qué lograron los jugadores de Veracruz después de todo esto?
Fotografía: Mexsport/ Oncediario
