Al menos dos personas perdieron la vida y varios locales fueron incendiados en las violentas manifestaciones registradas en las últimas 24 horas en esta capital para exigir la renuncia del presidente de Haití, Jovenel Moise.
Los manifestantes en Pétion-ville y Delmas atacaron varias instituciones privadas y públicas, además de saquear comercios, mientras frente a la embajada canadiense en Puerto Príncipe fueron incendiados varios neumáticos.
En tanto, decenas de policías se manifestaron horas antes en forma pacífica en las calles para exigir mejores condiciones de trabajo y dieron de plazo al gobierno hasta el miércoles para responder a sus demandas.
El grupo opositor Alternativa Consensual para la Reconstrucción de Haití convocó a nuevas protestas que se llevaron a cabo a partir de este domingo y hasta el 2 de noviembre para obligar al presidente Jovenel Moise a abandonar el poder.
Moise asumió el cargo en febrero de 2017 por un periodo de cinco años. El presidente de Haití se niega a abandonar la presidencia ante la que sería la séptima semana consecutiva de manifestaciones para que deje el cargo, tras lo que ha expresado que se mantiene «aferrado, porque el país ha sufrido por muchas décadas» y les exhortó a mantener la esperanza.
La agencia en línea AlterPresse informó que los trabajadores de la rama textil también planean unirse a la manifestación del martes 29 de octubre, mientras que los maestros reclamaran los derechos económicos de 200 mil docentes que son vulnerados por el actual gobierno.
Esta nación caribeña batalla con altos índices de pobreza y corrupción en la que se han visto involucrados diversos funcionarios de la administración pública haitiana.
El malestar inició por la falta de combustible derivada en parte por el impago de unos 100 millones de dólares de deuda gubernamental, y la falta de formación de un gobierno desde marzo pasado por desacuerdos con la oposición.
De acuerdo con el Banco Mundial Haití es el 168 del total de 189 países enlistados en Índice de Desarrollo Mundial. Su ingreso por habitante de 870 dólares lleva a que seis millones de personas vivan debajo de la línea de pobreza con menos de 2.41 dólares diarios.
Aún más grave, otros 2.5 millones caen en la categoría de extrema pobreza con ingreso diario de 1.23 dólares.