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Por Félix Cortés Camarillo

El 19 de junio de 2014 Miguel Ángel Mancera Espinoza, gobernante entonces de la Ciudad de México y aconsejado por no sé qué demonios, firmó el decreto mediante el cual se implementó el imbécil programa Hoy no Circula en el entonces Distrito Federal, obligando a la abstención circulatoria en las calles del Valle de México un día la semana al 20 por ciento de ciertos vehículos automotores de propiedad particular. Exentos de la prohibición estaban -siguen estando- los autos de fabricación reciente o los que -previo pago de una especial verificación obligatoria de todos modos- obtuviesen la calificación de doble cero.

            El pretexto para tal medida recaudatoria por un lado y propiciatoria por el otro del auge de la mordida fue el de combatir la contaminación ambiental del valle del viejo Anáhuac.

            Entre los 24 considerandos del decreto de marras, solamente dos señalan a los vehículos automotores como culpables de la polución. Cuidadosamente evitan mencionar las fábricas de humo que son los camiones de transporte urbano, viejos, ineficientes y destartalados, los talleres y empresas que abundan en la mancha urbana y los grandes emporios industriales que la capital aloja.

            El Hoy no Circula en el DF y sus bastardos doble hoy no circula y permisos especiales para los autos foráneos no han causado la menor disminución de la contaminación ambiental. La única consecuencia real del sistema, aparte del incremento en las mordidas, es que todos los que tienen recursos para ello optaran por tener dos autos en lugar de uno y tres en lugar de dos, para alternarlos en los días de prohibición.

            El gobierno de Nuevo León, que no se caracteriza precisamente por su inteligencia o buen juicio, está tratando de copiar el esquema capitalino para combatir la indiscutible polución en el área metropolitana de Monterrey. No le importa a esta autoridad el efecto que por decenios han tenido las incontroladas industrias, las cementeras o el deficiente y caro transporte urbano, no. Se va el gobierno estatal, a ejemplo del federal y el capitalino, sobre el más indefenso, el causante cautivo.

            Sabe el gobernador y sus achichincles entusiastas que las medidas que preparan no van a servir de nada. Miento: saben muy bien que van a aumentar la recaudación fiscal y la de la corrupción. De ambas están ávidos. 

PARA LA MAÑANERA.- Señor Presidente, con todo respeto: doña Beatriz Gutiérrez Müller de López Obrador, esto es su respetada señora esposa, se apresuró a expresarse públicamente en apoyo del paro que sectores del feminismo activo han convocado para el próximo día nueve. Según avanza el movimiento, que lleva muchas adeptas, ese día las mujeres no acudirán a su trabajo, escuela o cualquier otra actividad que tuviesen entre sus obligaciones. Pocas horas después, la señora Gutiérrez se desdijo y convocó a boicotear el paro femenino, y sustituirlo por una manifestación de apoyo al presidente López, pañuelo blanco en mano. Este ejercicio moderno recuerda a doña Lisístrata, quien en la Grecia de Aristófanes logró una paz efímera encabezando a sus mujeres para que –negándoles el privilegio del ayuntamiento a sus hombres- sus maridos abandonaran la guerra. El contexto es distinto, pero la pregunta es obligatoria: a lo macho, a lo macho, a lo macho, ¿su esposa cambió de opinión por convencimiento propio o porque su marido se lo ordenó? Respóndale a las feministas.

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: Félix Cortés Camarillo
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