En el que es considerado por algunos analistas el juicio donde se juega el futuro del periodismo, hoy se llevó a cabo el primer día de la audiencia de extradición del activista Julian Assange, donde el abogado del gobierno de Estados Unidos lo acusó de poner en riesgo la vida de informantes.
Al cofundador de Wikileaks recluido desde septiembre pasado en la prisión de Belmarsh por 18 cargos, el abogado de Washington, James Lewis, lo acusó de piratear y publicar bases de datos militares de ese país, que pusieron en peligro a personas que pasaban información de regímenes como Irán y organizaciones como Al Qaeda», indicó BBC.
El representante de Estados Unidos negó que acusaran a Assange de publicar información «vergonzosa» que ese país quería ocultar y aseguró que «los informes o el periodismo no son una excusa para actividades delictivas ni una licencia para violar las leyes penales comunes».
Por su parte, la defensa de Assange, Edward Fitzgerald, aseveró que los cargos eran un manejo político de Estados Unidos, país en donde su representado no tendría un juicio justo y estaría en riesgo su vida.
El coordinador del equipo de defensa de Assange y el exjuez español, Baltasar Garzón, dijo que «les ha dado igual que se produjera o no una violación de derechos. Les ha dado igual todo. Solo les importaba que quedara claro que se había ignorado la legislación estadounidense».
Presente en el juicio, Garzón afirmó que «el problema es que se está acusando a alguien que ni es estadounidense ni fue la fuente directa de la filtración», citó El País.
Julian Assange estuvo en la sala con traje y suéter gris, y bien afeitado, y sólo alcanzó a agradecer a las personas que le apoyaban desde afuera del recinto, hasta que la jueza le indicó que se dirigiera al tribunal a través de su abogado.
Toda esta semana continuarán las audiencias en el tribunal con los argumentos de ambas partes y podría ser hasta mayo cuando se examinen las pruebas, por lo que la decisión de la posible extradición tardará meses aún.