La salud y el futuro de los niños mexicanos se encuentran amenazados no sólo por la degradación ecológica y el cambio climático, también por prácticas comerciales que empujan a los menores a consumir comida chatarra, bebidas azucaradas, alcohol y tabaco.
La información se desprende de un reporte elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de la ONU para la Infancia (UNICEF) y The Lancet, que pone a México de ejemplo sobre cómo la autorregulación de la industria no ha impedido que los niños queden a merced de prácticas de comercialización nocivas.
«La autorregulación de la industria ha fracasado. Diversos estudios realizados en Australia, Canadá, México, Nueva Zelanda y Estados Unidos, entre muchos otros, han demostrado que la autorregulación no ha obstaculizado la capacidad comercial de hacer publicidad para los niños«, dijo Anthony Costello, miembro de la comisión independiente encargada del reporte.
Según el documento, en México las empresas que se habían inscrito en la autorregulación centraron 93% de sus anuncios en alimentos y bebidas poco saludables.
Sostiene que la exposición de los niños a la comercialización de comida rápida procesada y refrescos se asocia con la compra de alimentos poco saludables y con el sobrepeso y la obesidad, lo que vincula la comercialización agresiva con el alarmante aumento de la obesidad infantil. Señala que a nivel mundial, el número de niños y adolescentes obesos aumentó de 11 millones en 1975 a 124 millones en 2016, es decir, se multiplicó por 11, «con costos individuales y sociales muy elevados».
«La regulación voluntaria y los marcos globales existentes son insuficientes. Los actuales esquemas nacionales de regulación dejan a los niños altamente expuestos», subraya. Afirma que en algunos países, los niños ven hasta 30 mil anuncios de televisión al año.
La publicidad de cigarrillos electrónicos es una preocupación en acenso, en Estados Unidos ha aumentado 250% en un periodo de dos años y se estima que ha afectado a 24 millones de jóvenes.
El informe titulado «¿Qué futuro les espera a los niños del mundo?», incluye dos indicadores que comparan el desempeño de 180 países en los ámbitos de supervivencia y bienestar infantil, así como en sostenibilidad y emisiones de gases de efecto invernadero. En ambos índices globales, México sale mal parado.
El primer indicador muestra que los niños de Noruega, la República de Corea y los Países Bajos tienen las mejores posibilidades de supervivencia y bienestar, mientras que los niños de la República Centroafricana, Chad, Somalia, Níger y Malí sobresalen como las naciones con peores perspectivas.
En el documento, México aparece en el peldaño 88, detrás de países como Colombia, Rusia y Argelia.
En el índice que toma en consideración el criterio de prosperidad y las emisiones de dióxido de carbono por habitante, México figura todavía más rezagado, hasta la posición 111.
México está emitiendo 40% más de dióxido de carbono por habitante que lo fijado en la meta climática para 2030, compromiso crucial para mantener el calentamiento global del planeta por debajo de 1.5 grados.
Entre las recomendaciones de la comisión de expertos, destacan, entre otras, tener en cuenta las opiniones de los infantes en las decisiones políticas y endurecer el reglamento de las prácticas de comercialización nociva con el apoyo del nuevo Protocolo Facultativo de la Convención de las Naciones Unidas sobre los Derechos del Niño.
«Desde la crisis climática hasta la obesidad y las prácticas comerciales nocivas, los niños de todo el mundo tienen que enfrentarse a amenazas que eran inimaginables hace apenas unas pocas generaciones», destaca Henrietta Fore, directora ejecutiva de UNICEF.
«Ha llegado el momento de replantearse la salud infantil», subraya en un comunicado divulgado en Ginebra.