Por Eloy Garza González
El doctor John P. A. Ioannidis (de la Universidad de Stanford), es uno de los epidemiólogos más reconocidos del mundo. Además es un divulgador de la ciencia claro y preciso. Le sigo la pista desde la epidemia de influenza en 2009, cuando publicó seis de los documentos científicos más reveladores sobre esa enfermedad.
Entre todos los documentos científicos que se han publicado últimamente, destaca una investigación de Ioanndis: A fiasco in the making? As the coronavirus pandemic takes hold, we are making decisions without reliable data (3/27/2020).
El doctor Ioanndis advierte que los gobiernos del mundo están tomando decisiones draconianas, a partir de información parcial y sesgada. En resumidas cuentas, perjudicarán a la gente antes que beneficiarla.
A los dos objetivos fundamentales de salvar vidas y evitar que los sistemas de salud se colapsen, hay que añadir un tercero: que los dos anteriores no destruyan la economía nacional.
A partir del documento de Ioanndis, formulo cinco acciones concretas, para que los mexicanos regresemos, urgentemente, a nuestros centros de trabajo.
1.- Protejamos a los grupos vulnerables más propensos a morir por culpa del coronavirus (ancianos, enfermos crónicos) y atendamos al resto de la población con prevenciones básicas (lavarse las manos, usar tapabocas y guantes, evitar aglomeraciones y, si tienen síntomas, quedarse en casa, etc).
2.- Levantemos esta orden brutal de los gobiernos de que la población se encierre en sus casas por un periodo no especificado (los estudiantes que fueron enviados a sus casas, por ejemplo, pueden ya estar llevando ya virus y transmitiéndolo a sus familiares cercanos en este mismo momento).
3.- El encierro no puede durar más de dos semanas, que es el tiempo promedio en que el virus se incuba en cada organismo. Quienes no tengan síntomas (por muy leves que sean) deben ser autorizados a volver a sus trabajos o a la escuela con relativa normalidad y sometidos por supuesto, a revisión y control de temperatura continúa.
4.- En los meses sucesivos, evitemos contacto físico con los adultos de la tercera edad y los enfermos crónicos o con bajas defensas. Y destinemos especialistas médicos a atender ese segmento de la población.
5.- Usemos estas próximas semanas para recabar datos fidedignos que permitan a los expertos conocer con más certeza este virus y diferenciar a los grupos de población vulnerable de los que no lo son. Esto sólo se consigue ampliando las pruebas de la manera más rápidamente posible (no se está haciendo).
Estos cinco puntos son la única solución posible para que los mexicanos no perdamos empleo e ingreso y que la crisis económica inminente, no empeore la calidad de vida de los pobres y de las clases medias. Sin contar, claro está, con políticas públicas de subsidios a los servicios básicos y de créditos blandos para las pymes. No hay de otra. Es esto o el abismo.