Por Félix Cortés Camarillo
Compadre dame un consejo, no quiero ir a rogarle
Es falsa igual que todas, por eso quiero olvidarle…
Compadre del Alma, Bronco
No han tenido efecto alguno en la disposición presidencial mexicana las sugerencias, ruegos, veladas amenazas o documentados estudios de los empresarios mexicanos sobre la necesidad imperiosa de darle un reset a la economía de nuestro país, sin descuidar el combate a la pandemia del Covirus 19, que según el mero mero de la salud nuestra, el doctor Hugo, nos va a dejar previsiblemente entre ocho a nueve mil muertos.
Independientemente de que la labor de pitonisa está reservada tradicionalmente a las señoras con tules, chales, diademas y grandes anillos, el secretario en funciones de Salud puede equivocarse, incluso en su especialidad clínica. El número de fatalidades puede fácilmente duplicarse; o no, pero eso es cuestión de adivinanzas. Lo que no es materia de estas artes es la ciencia médica.
Cada vez con más frecuencia circula la versión de que el Covid 19 no es necesariamente una enfermedad infecciosa del tracto superior del aparato respiratorio, sino más bien –y a consecuencia de la primera– una obstrucción cardiovascular que deviene fatal infarto.
Si esto se corrobora, resulta que hemos estado tirándole a los patos tratando de matar palomas, y la necesidad apremiante de aparatos mecánicos de respiración asistida, que eso son los respiradores, aunque siga siendo de urgencia para nuestros hospitales, ya no es de vital importancia.
Pero hablaba yo de compadrazgos: todas las instancias del poder económico privado han estado insistiéndole al presidente López de la necesidad de, así sea gradualmente, reactivar la planta productiva del país para devolverle a los trabajadores su empleo y certeza de ingreso, al consumo los consumidores que tenía y a la economía el motor que le es propio. Ninguna de esas instancias ha tenido éxito.
Ahora apareció el compadre incómodo.
Más de 300 empresas norteamericanas de la industria, principalmente armadora, están paradas –y con la anuencia del presidente Trump para echarse a andar– porque las maquiladoras mexicanas que les entregan partes para su producto final no están proporcionando el insumo indispensable, se han dirigido al presidente López con una carta pidiéndole quite esta traba a la recuperación económica. Ahora sí que el proverbio mexicano se invierte: “defiéndeme compadre”.
El asunto se convierte aquí en un taburete de tres patas, en el que es imposible cortar una de ellas si no se tiene una sustituta. El primero debe ser el factor de la salud pública; el segundo la necesidad cotidiana de recobrar el ritmo económico. El tercero, ese mito demagógico de la soberanía nacional.
Todos creemos saber de qué pata cojea el presidente López. No se nos olvide, sin embargo, que de acuerdo al pronunciamiento público, la primera salida de Andrés Manuel López Obrador al extranjero será para ir a ver al presidente Trump y agradecerle todos los favores y actitudes, especialmente el salvavidas de los 250 mil barriles de petróleo al día que el presidente puso sobre la mesa después de la malhadada conferencia de la OPEP hace dos semanas.
De una manera un otra, la pelota está en la cancha del presidente López. Vamos a ver de qué está realmente hecho.
PREGUNTA PARA LA MAÑANERA, porque no puedo entrar sin tapabocas.- Señor Presidente, con todo respeto: Suponiendo, del verbo supositorio, que las siete refinerías mexicanas procesen todo el petróleo que saquemos de las entrañas de la tierra, ¿en dónde carajos vamos a meter la gasolina y los subproductos que resulten?