Por Eduardo Campos Sémeno
Diario del Coronavirus 045. 29 de abril de 2020
3,144,393 infectados confirmados
226,143 muertes reportadas
10:15 PM
Cuarenta y cinco días y tres millones de infectados más tarde, este coronavirus como que está llevándonos al extremo. Hace mes y medio inicié estos escritos asombrado, intrigado y con incertidumbre por la pandemia más severa que he conocido, pero después de tantas semanas, de tantas medidas sanitarias y de tanto encierro obligado y voluntario, la paciencia como que se va acabando.
No es que me desespere por así decirlo, pues he tenido salidas obligadas a supermercados y a alguna cosa ocasional de trabajo, pero no saber para cuándo empezará a mitigar la situación y lo de tener que vestirse como cirujano sólo para ir a la esquina, como que ya está cayendo gordo.
Y eso que yo, de entrada, tengo años con un leve caso de misofobia (o germofobia si extranjerizamos el término). Los que me conocen saben que desde hace tiempo cargo y uso durante el día toallas y gel desinfectantes y siempre tengo a la mano Lysol y productos similares. Tanto así que cuando se anunció la pandemia yo no ocupé hacer compras de pánico, pues estaba bien surtido de artículos sanitizantes de diferentes variedades y tamaños.
Pero manías o excentricidades aparte, me doy cuenta que lo que irrita ahora, en el fondo, es el miedo. Lavarse y desinfectarse las manos por precaución es una cosa, pero tener que hacerlo a fuerza bajo la amenaza de que te puedes enfermar y morir, presiona hasta al más ecuánime. Eso más el pánico que te imponen de salir a la calle o de rozar o saludar siquiera a otro ser humano, por más pariente tuyo que sea.
Por ello, simpatizo un poco con lo que vi recientemente en un video en el que se hace una recopilación de protestas cívicas en varias ciudades por todo Estados Unidos, en las que ciudadanos indignados piden a gritos y con pancartas que se acabe con el aislamiento social.
Los marchistas más políticos se quejan por la pérdida de la libertad constitucional de un ciudadano para ir a donde se le de la gana, los más capitalistas opinan que se está cometiendo suicidio económico y financiero sólo para prevenir una enfermedad parecida a la gripa, y los más filosóficos agregan que somos humanos y que de algo se tiene que morir la gente.
Será por eso que el país más infectado del planeta, con más de un millón de casos confirmados y casi 60 mil muertes, tiene ya fechas para abrir su economía por estados.
Alaska, Georgia, Carolina del Sur, Kentucky, Minnesota, Maryland, Montana y Tennessee ya están abiertos. Texas abrió la Isla del Padre y este viernes primero de mayo arranca toda la actividad comercial, con reserva de cupos. Ese mismo día se suman otros como Alabama, Ohio, Oregón, Oklahoma, Nevada, Hawaii, y Utah. El resto tienen fechas para diferentes días de mayo y sólo unos dos o tres se esperarán hasta junio.
Cuestión de monitorear cómo sigue el vecino país en el número de infectados de aquí para adelante, para saber si es buena idea lo de acelerar la apertura de la economía.
Como siempre, comentarios dirigirlos a ecampos50@gmail.com o en Facbook en la página Diario del Coronavirus o con el user @eduardocampossemeno.
