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Enrique Krauze, el impostor

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

¿Qué aprendió Enrique Krauze de Daniel Cosío Villegas y de Octavio Paz? Ni dignidad ni entereza ni humildad: lo que quiere no lo quiere con inocencia. Entre los intelectuales mexicanos, Krauze es el mayor impostor, se pretende libertario y sólo es un activista de la derecha, del conservadurismo. Se pretende liberal y es un ideólogo neoliberal. Su inmoralidad lo delata. No escribe para los ciudadanos, escribe para sus clientes, ahí están los libros hechos a medida para las grandes empresas mexicanas.

En su artículo de Reforma, Enrique quiere torcer la realidad al acercar al presidente Andrés Manuel López Obrador, a través del escritor Carl Schmitt, a ¡Adolfo Hitler! Ahí prolonga a Pablo Hiriart, quien descalifica a los seguidores de López Obrador como “camisas pardas”. Escribe Krauze: “Carl Schmitt, el filósofo de Hitler, escribió que ‘la distinción específica de la política, la que caracteriza sus acciones y sus motivos, es la confrontación del amigo y el enemigo’.”

La desmesura no es buena compañera para alguien que se dice historiador. Primer error histérico, no histórico, ¿fue Schmitt el filósofo de Hitler? Acucioso, más investigador, Jesús Silva-Herzog Márquez señala: “Carl Schmitt nació el mismo año que Adolfo Hitler. Se encontraron alguna vez, pero nunca hablaron. El primero sentía una mezcla de desprecio y fascinación por el dictador; el segundo jamás dio importancia al hombre que se ofreció para razonar sus atropellos” (La idiotez de lo perfecto. FCE, p. 13).

Schmitt nunca fue el “filósofo” de Hitler, el dictador ni lo pelaba. Y, sin embargo, Krauze quiere “estructurar” sus falsedades para iniciar el comparativo de Andrés Manuel con Hitler y llegar a su objetivo, “el odio”. Bueno, sigamos destruyendo, no deconstruyendo, el discurso pernicioso de Enrique.

“Pero Schmitt no limitaba su dicotomía a la vida política, sino a la vida toda: ‘dime quién es tu enemigo y te diré quién eres’. Y en otro sitio es aún más brutal: Distinguo ergo sum. Es decir, el ser de Schmitt no es nadie ni nada en sí mismo; el ser de Schmitt se define por el odio a quien no es su amigo. Schmitt es su odio al enemigo. Schmitt es el odio.”

Después de esa trampa a la inteligencia, Krauze colige que lo que mueve a López Obrador es el odio. Pero, ¿cuál odio? Yo veo, inclusive, hasta autocensurado a AMLO en las mañaneras. La rabia y la espuma vociferante están en otro lado. ¿Cuándo se ha usado el poder del Estado para reprimir? ¿Se reprimieron las marchas feministas? ¿Hay estado de excepción por el coronavirus? Al contrario, López Obrador muchas veces se pasa de ingenuo, como con los narcos.

“Nunca antes en la historia mexicana –lo digo con dolor y plena convicción– un Presidente había atizado a este grado el odio entre los mexicanos. Para él, los críticos son enemigos de su régimen y, por tanto, son enemigos del pueblo que él, místicamente, cree encarnar. El matiz de llamarlos ‘adversarios’ o ‘conservadores’ es lo de menos. Lo de más es la frecuencia y naturalidad con que los insulta.”

¡Ah, cabrón! ¿Es neta, Enrique? Y te dices historiador… Porfirio Díaz no atizó el odio de los mexicanos, por eso no existió la Revolución. Gustavo Díaz Ordaz no atizó el odio de los mexicanos, por eso no existió Tlatelolco. Miguel de la Madrid no atizó el odio de los mexicanos, por eso no lo abuchearon en el Estadio Azteca. Carlos Salinas de Gortari no atizó el odio de los mexicanos, por eso no existe la desigualdad social. Ernesto Zedillo (con el cual suscribiste una carta estúpida) nada atizó, ni los créditos sociales ni el Fobaproba… y le paro de contar.

“México no debe ser la arena de una guerra civil.”

¡Achis, Enrique, de qué me perdí? Yo no veo una guerra civil por ningún lado.

“Debe saber que el odio desde el poder se llama tiranía.”

¡Achis, Enrique, de qué me perdí? ¿Es neta? ¿Andrés Manuel ejerce la Presidencia de la República como un tirano?

En algo tienes razón, Enrique, “las palabras y las imágenes de odio no matan, pero el daño que provocan es inmenso: envilecen a quien las formula”. Tu odio te envilece, tu servilismo al poder económico y a la peor derecha te desnuda (suscribir una carta con José María Aznar, por favor). No pretendes libertad para los mexicanos, pretendes sojuzgamiento, servilismo. Tu máscara de liberal y de libertario es pedacería envilecida. Ni pedo, Enrique, eres un impostor.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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