Por Obed Campos
El pasado 28 de abril, una estatua de San Judas Tadeo de tamaño natural (imagínese usted el peso) fue robada del templo San Benito Abad, en San Nicolás de los Garza.
Amablemente, mediante sus redes sociales, el párroco conminó al ratero a devolver la efigie, que fue recuperada ayer en un operativo mal cacareado por la policía de ese municipio, que gobierna el alcalde nazi wanna be Zeferino Salgado.
Pues que bueno que el santito, patrón de policías y malandros al mismo tiempo y de las causas oscuras, haya regresado a su lugar de origen, porque, si bien la tradición de robarse los San Judas, está arraigada entre la creencia, el robo es robo y como tal debe de perseguirse.
Pero le decía que luego luego la gente de Zeferino echó las campanas al vuelo, pero…
No explicaron cómo un ladrón solitario cargó con la pesada figura y se la llevó, sin causale daño alguno, hasta su casa en Monterrey.
De ese nivel está la seguridad en San Nicolás de los Garza, donde cualquier caco roba una iglesia y se pasea con lo robado.
Ah, y no es el único caso, porque hay denuncia y en video, de que el día 23 de abril, pero en la Iglesia de San Juan Bautista, un ladrón interrumpió la grabación de una misa para amenazar al padre con asaltarlo.
Y uno le pregunta al alcalde Salgado, si ya no se está seguro ni en les iglesias, entonces ¿dónde?
REFRESCOS SÍ, CHEVE NO
No se necesita un título de química para saber que los procesos de embotellado de refrescos son muy parecidos a los de embotellado de cerveza…
Entonces uno se pregunta, por qué, en esta contingencia sanitaria la orden no ha sido pareja y las enbotelladoras de chescos siguen trabajando, mientras que las de cheve cerraron.
