Por Federico Arreola
Andrés Manuel hizo un simple chiste sobre doctores que cobran mucho.
¿Existen los médicos, las médicas que no consultan pacientes si no es a cambio de elevados honorarios? Por supuesto que existen. No abusan, simplemente aprovechan la lógica de la oferta y la demanda. Y hacen lo correcto.
Rápidamente alguien, con habilidad y seguramente con una importante cantidad de recursos a su disposición, manipuló a los médicos, a las médicas usando las redes sociales, sobre todo WhatsApp.
La semana pasada, en uno de mis artículos, supliqué a los y las profesionales de la medicina que no se metieran en tal politiquería. No me hicieron caso. Se prestaron a la perversa grilla diseñada y ejecutada por gente poderosa y sin escrúpulos y terminaron exigiendo que el presidente López Obrador se disculpara.
Pues bien, Andrés ya se disculpó. ¿Satisfechos, satisfechas? AMLO no quiso ofender a nadie. ¿Eso basta? ¿O ya de plano los y las especialistas en cuestiones médicas han decidido sumarse al grupo bastante minoritario de quienes se oponen a la 4T en la emergencia por la pandemia? Minoritario, sí, según las encuestas serias; un dato, por cierto, que hasta la influyente revista neoliberal The Economist reconoce.
Por cierto, los doctores, las doctoras que más protestaron porque, dicen, se les agrede en las calles –a ellos, a ellas tan valientes en las salas de terapia intensiva en las que se enfrentan al coronavirus– exageraron o mintieron. De plano.
Ha habido agresiones en la vía pública, pero especialmente contra el personal de enfermería, que no se traslada a los hospitales en su propio coche, sino en camión o en metro. A algunos médicos, algunas médicas –han sido los casos menos frecuentes–, también se les ha atacado porque van al centro de salud en transporte público, pero no he visto que ninguno de ellos, ninguna de ellas se haya quejado por la broma de Andrés Manuel.
Los y las que me consta que más han puesto el grito en el cielo porque AMLO, así lo juran, hará que les ataquen en la calle son quienes no usan transporte público ni trabajan en las salas de terapia intensiva de los hospitales: médicos y médicas de altos ingresos que tienen automóviles de lujo –bien ganados, sin duda– que no han tenido ni tendrán mayor contacto con el Covid-19. No les corresponde hacerlo o bien delegan esa chamba en enfermeros y enfermeras. Las cosas hay que decirlas como son.
Pienso que se dejaron llevar por una manipulación alentada desde la industria farmacéutica molesta porque en la 4T ha perdido ingresos. Industria que a muchos médicos, a muchas médicos les paga sus viajes a congresos en todo el mundo, que siempre he pensado algunas veces ayudan a obtener más conocimiento, pero normalmente son puro turismo médico.
Mis amigos doctores, mis amigas doctoras saben que no miento.
¿O no hay sentido del humor ni de la objetividad en el gremio médico?