Por Eduardo Campos Sémeno
Diario del Coronavirus 071. 25 de mayo de 2020
5,490,422
5,567,667 infectados confirmados
346,112
349,720 muertes reportadas
Medianoche y 11:00 P.M.
La salida del programa de contingencia, la apertura de la economía, el inicio de la mal llamada nueva normalidad o como se le quiera llamar a esta etapa de la pandemia que vivimos, está resultando más rocosa, más accidentada y más truculenta que ni el ataque mundial inicial del coronavirus.
Por varios frentes me doy cuenta de que, luego de dos meses de encierro, los planes para el futuro y los procedimientos que supuestamente debe seguir la sociedad durante este proceso y en las semanas inmediatas, no están resultando ni tan planeados, ni tan ordenados y –menos– tan armónicos como se hubiera esperado.
No todos estos relajos de lo que yo llamo la “pandexit” mexicana son atribuibles a la autoridad, sino que involucran a casi todos los miembros de la sociedad que –es entendible– nunca se había enfrentado a retos similares. Pero para no hacerles muy largo este diario de doble entrada, resumo mi punto de vista en cuatro apartados:
1.- Acelere sin fin. En mi artículo titulado “Desesperados” hace unos días, señalé que la apertura iba a traer descontrol y acelere de parte de los ciudadanos, quienes podrían ignorar algunas medias precautorias de las autoridades sanitarias que insistían en hacer las cosas paulatinamente.
No fue porque yo sea muy agudo, sino más bien porque resultaba hasta obvio que después de 70 días de restricciones, la gente iba aprovechar cualquier banderazo de salida para ir, en cualquier cantidad, a los lugares que estuvieron prohibidos como parques y restaurantes.
Eso ya está ocurriendo y por ellos vemos o leemos ahora advertencias de autoridades que señalan que la apertura va medio descontrolada y que la afluencia a ciertos lugares sin protección sanitaria podría acabar en un problema grave.
No sé si los ciudadanos van a hacer caso de estas voces que piden calma, pero lo que no ayuda en esta etapa es que aún nadie sabe, ni ninguna autoridad atina a decir, cuándo se declarará el fin (final, para siempre) de la contingencia. Este panorama de la pandemia sin fin sólo provoca impaciencia y rebeldía.
2.- Ganó el cubre bocas. El uso del cubre bocas ha tenido una historia interesante en esta contingencia. Primero la voz cantante de Hugo López-Gatell dijo que esa protección sólo la requerían quienes presentaran algún síntoma o enfermedad con tos, fiebre y estornudos.
Luego se empezó a señalar que el cubre bocas siempre sí ayudaba y se promovió gradualmente más su uso, hasta que se hizo obligatorio para el transporte público y el sistema bancario y muchos comercios siguieron la ruta de hacerlo requisito.
Contrarios a esa idea aparecieron por todos lados, unos por “contreras” políticos y otros que por convicción apoyan la idea inicial de que el cubre bocas es un paliativo que realmente no previene mucho.
Entre ese estira y afloja público la presión sobre el tema fue en aumento, hasta que López-Gatell tuvo que ponerse un cubre bocas él mismo, que nunca lo había usado, para recalcar que sí era necesario y que de ahora en adelante la etiqueta sanitaria indica que todos debemos llevar uno.
3.- Azteca-desapendéjense. Igual que los pagos a Elektra que nunca se acaban, el dueño de esas tiendas y de TV Azteca, Ricardo Salinas Pliego, ha demostrado perseverancia y no se agota en su cruzada personal contra el aislamiento social y la parálisis de la economía.
Si ya había causado controversia en el inicio de la pandemia, ahora que vamos saliendo no se podía quedar atrás. El tercer hombre más rico de México, según Forbes, lanzó al pueblo tres preguntas, como para conocer sus planes a futuro, pero también para agitar aún más las aguas de esta accidentada “pandexit”.
¿Se quedarán encerrados hasta que haya cura o vacuna? ¿Se quedarán encerrados hasta que el gobierno les diga que pueden salir? y, (la más picante), ¿o se quedarán encerrados hasta que un buen día se desapendejen y decidan salir a vivir la vida con todo y sus riesgos?
Aunque Claudia Sheinbaum calificó las preguntas como “falsos dilemas”, lo cierto es que el empresario le puso cascabel a un gato que está en el pensamiento de muchos, aquellos que prefieren la libertad al confinamiento, y de todos los que alrededor del planeta ya declaran que vivir con miedo no es vivir y que prefieren salir a enfrentar en sus términos el riesgo del coronavirus.
4.- Noticias que no son noticia. Aunque del comportamiento de los medios podría escribir un libro o dos, en esta ocasión seré breve. En esta etapa parece que a los medios se les acabó la creatividad para buscar ángulos noticiosos, sobre todo al dar notas sobre economía.
Cada industria, cada sector económico, cada empresa, cada restaurante, cada cadena comercial, cada changarro, han sido golpeados en finanzas, en productividad, en el tema laboral, como nunca antes en la historia, como nunca antes en tan corto tiempo, como nunca antes.
Aún así, los encabezados diarios siguen dando cuenta de bajas económicas por aquí, caídas financieras por allá, descalabros monetarios más allá. Con dos meses con la economía cerrada todo eso es más que obvio y esperado, ya lo sabemos, ya no es novedad, ya no es noticia. Es más, noticia son los sectores y las personas que no están sufriendo, pero esos casos no llegan a las primeras páginas.
La oportunidad está, entonces, para que los medios eviten contribuir al caos y la confusión y –por una vez– traten de sumarse a alguna guía o solución.
Así están las cosas en estos días de la “pandexit” mexicana. Queda más que claro que no hay fórmulas o recetas probadas ni mágicas para ir saliendo de esto. Pero como dicen los británicos que inspiraron el título del artículo: “Keep calm and carry on”, “Mantengan la calma y continúen”.
Como siempre, comentarios dirigirlos a ecampos50@gmail.com o en Facebook en la página Diario del Coronavirus o con el user @eduardocampossemeno.