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AMLO y el combate por la credibilidad

Andrés Manuel no es de izquierda, no, pero es el instrumento para un cambio radical, profundo, en nuestro país.

¿A quién creerle?

Se equivocan quienes ven un enfrentamiento entre BOA y Morena. BOA existe, desarticulada en muchos aspectos, pero vive. Morena apenas persiste. A diferencia de la cúspide del PRI, Morena no es una secretaría de Estado. Puede, inclusive, ser prescindible para el presidente Andrés Manuel López Obrador. Acabemos pronto: Morena no equivale a la 4T. El lópezobradorismo es un movimiento, no un partido.

Escribí hace tiempo que el coronavirus le cayó como anillo al dedo a la derecha. No lo aprovecharon. Investidos por la verticalidad del poder, no entendieron los nuevos paradigmas políticos, sintagmas, transversales, horizontales, de la era digital. Empresarios, gobernadores, intelectuales, periodistas, perdieron la credibilidad en su ejercicio de vida pública. Dados a la reputación, la realidad los derrumbó: el círculo rojo devino en semáforo en rojo.

¿A quién creerle?

La Escuela de Turín nos enseñó que la realidad va más allá de los poderes clásicos gubernamentales, el Ejecutivo, Legislativo y Judicial. El día a día nos instruye de los verdaderos poderes, el económico-financiero, el político y el ideológico. Cuando estos tres poderes se alinean, las contradicciones implotan desde la corrupción: connivencia en casa blanca, en pactos por México, en condonaciones hacendarias, en publicidad a los medios de comunicación.

¿A quién creerle?

El problema con México es que no hubo contrapesos: el poder político, el poder económico y el poder ideológico eran una trinidad cuasi religiosa, lo mismo con distintas funciones. Acomodaticia eucaristía del poder, transubstanciación.

El voto de 2018 rompió el sistema. Desde hace mucho Gabriel Zaid nos dijo que la corrupción no era parte del sistema, era el sistema mismo (lástima por Gabriel, avejentado, desmemoriado). Intuitivo, el voto social asumió que el sistema neoliberal ya era inviable para nuestra vida privada y para nuestra vida pública. Los que se quejan ahora, los molestos, los sediciosos, hablan desde la derrota, sus privilegios se chingaron.

¿A quién creerle?

La mentira es la estrategia de la derecha. Confundir, “fakear”. Andrés Manuel no es de izquierda, no, pero es el instrumento para un cambio radical, profundo, en nuestro país. Ni corrupción ni impunidad. No menos.

Y tú, ¿a quién le crees?

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Vía / Autor:

José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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