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Por Obed Campos

“Ser joven y no ser revolucionario, es una contradicción.” Salvador Allende

Los que me conocen, saben que sé, decir una cosa y luego la otra, no como La Chimoltrufia, sino reconocer cuando se arroja luz sobre los hechos.

Esa es la vocación de los periodistas: conocer y dispersar.

Va a colación por el joven santiaguense, José Alejandro Reyna Aguilar, director general del Instituto Estatal de la Juventud de quien, me corrigen, me he ocupado mal.

Resulta que el chavo, santianguense de sepa, aunque nacido en la Clínica 4 del IMSS en Guadalupe, se presta a que lo confundan, por la virtud de su humildad y su don de servicio… Y por su juventud… que había de ser su mayor atributo.

Me dicen que durante más de 11 años Reyna Aguilar ha impulsado más de un millar de recicladoras en 12 países de América Latina, pero nunca, a pesar de su fortuna, ha olvidado sus orígenes ayudando a la recolección de basura con su primo Herminio González Reyna, oriundo de la Ciénaga de González, en la sierra de Santiago, Nuevo León. Por cierto, esa basura que ellos reciclan es dejada por el turismo.

De ese pedazo de la Sierra Madre Oriental, son oriundas las familias Reyna Galván y Aguilar Ayala desde los años 1800 . Tuvieron que abandonar ese paraíso, obligados por la escasez de agua ocasionada por la sobre explotación en la Huasteca para usos industriales  en la década de los 60´s y se asentaron en la comunidad de El Cercado y sus alrededores.

Como muestra del arraigo de Reyna Aguilar me contaron que en los años 40’s su abuela paterna, la señora Rosalía Galván Sauceda de Reyna, nacida en el Manzano cerca del rancho Agua Fría en el Cañón de El Álamo, regularizó la tenencia y propiedad de sus tierras en el mismo Cañón de El Álamo. Posteriormente ayudó a fundar la primera escuela en la comunidad, siendo ella misma la maestra de todos los niveles ya que en esa comunidad solo ella sabía leer y escribir. Doña Rosalía, además, se convirtió en madrina de más de 100 niños porque instaló la primer capilla en la sierra, sin duda una mujer con una gran visión.

Por otro lado su abuela materna, la señora Agripina Ayala Aguilar, vivió como nómada en la frontera entre la sierra de Santiago y los límites con Coahuila. Nació en San José de las Boquillas, pero fue abandonada a los dos años y creció cuidando las chivas de don Pomposo Saucedo, líder social que apoyaba con alimentos a la comunidad en la sierra sin un domicilio físico de la mano de su padre. Y pese a todo la mujer logró sacar adelante a su familia.

Lo anterior habla del arraigo de la familia de José Alejandro quien, entre otras obras, ayudó a instalar antenas y sistemas de fibra óptica para la obtención histórica de Internet de alta calidad para uno de los cañones de la sierra más inaccesible y, con esto, conectar a estas comunidades con el reto del estado y el país, además de luchar porque todas las comunidades accedan a energía eléctrica mediante conversores solares.

Por eso es que José Alejandro, en vez de andar de juerga como todos los chavos de su edad los fines de semana, regresa a la serranía del municipio de Santiago no solamente a repartir ropa y comida sino a ver qué más se ofrece en las comunidades.

Que quiere ser alcalde de Santiago… ¿Aspirar es pecado?

obed@sdpnoticias.com
@obedc

Fuente:

Vía / Autor:

// Obed Campos

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Autor: stafflostubos
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