Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Mi padre y yo lo plantamos, en el límite
del patio, donde termina la casa…” // Alberto Cortez
Cuando
era apenas un niño mis padres adquirieron un terreno en la colonia
Contry de Monterrey y con enormes esfuerzos construyeron una
casa.
Ubicada en el área donde antes estuvo la Casa Club
y dio inicio el fraccionamiento, las propiedad se asentaba en la
calle de Urano, misma que tenía una particularidad: contar con un
viejo nogal en medio de la calle.
Así, a quien nos
preguntaba en dónde vives siempre respondíamos igual: en la calle
del árbol en medio.
Ese árbol que a diario me hacía
recordar otro similar ubicado en Múzquiz, Coahuila, en el camino que
lleva a La Cascada y que todos conocen como “El Sabino
Gordo”.
Hace unos días de regreso a casa y para cortar
camino entré al Contry y en lugar de tomar la ruta lógica para
cruzar, quise pasar por aquella calle en la que viví muy pocos años
al morir mi padre y cuál fue mi sorpresa al ver que aquel viejo
árbol ya no estaba ahí.
Lógico, normal, seguro murió
de viejo y no hubo más remedio que echarlo abajo, pero no dejó de
darme tristeza que aquel referente con el que crecí de pronto ya no
estaba ahí.
Hay árboles, como las personas, que nos
marcan la vida.
ftijerin@rtvnews.com