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Dióxido de cloro para salvar vidas

Por Guillermo Colín

Como un evento inédito en Monterrey que pudiera ser pionero de muchos más en todo el país, activistas y legisladores federales (Argelia Montes de González y Santiago González del PT) están convocando para una marcha en la Sultana, el próximo 19 del presente mes a favor de la utilización del dióxido de cloro en pacientes COVID.

Una terapéutica que en las últimas semanas se está popularizando rápidamente como alternativa subversiva en la práctica privada, a los protocolos que se llevan a cabo con gran opacidad en los hospitales públicos de México.

Los pacientes informados que dan positivo al COVID prefieren evadir al sistema hospitalario público por temor a quedar completamente aislados y ser devueltos a sus familiares en unos cuantos días, ya muertos, sin explicación alguna sobre los pormenores del deceso.

Más aún en el extremo del escándalo se sabe que a parientes de muchos fallecidos por males diferentes, algunas autoridades sanitarias ofrecen 25 mil pesos en efectivo para que permitan rotular a sus cadáveres en su certificado de defunción como “muerto por COVID”.

Sólo queda conjeturar el móvil de este ominoso suceso del que en Monterrey se habla y se conoce, pero no se descarta la corrupción para incrementar fondos federales para subvencionar la sobre atención de estos pacientes que se da como parte de la subvención de emergencia a los estados.

De amplia circulación en redes sociales el tema del dióxido de cloro se debate en testimonios, foros, y entrevistas en múltiples canales, televisoras, radiodifusoras y periódicos de todo el mundo donde abiertamente se discuten las características y bondades del dióxido de cloro.

Tales coberturas documentan un inusitado movimiento social emergente a favor del dióxido de cloro con un rango de eficacia en su utilización de entre 97 y 100% de casos tratados con esta sustancia.

Su regularización en Bolivia ya fue aprobada por el Congreso de ese país. Y en la república de El Salvador (como esta columna ha documentado) el Ministerio de Salud Pública entrega un kit para atención deambulatorio a los pacientes COVID, conteniendo el fármaco también alternativo llamado Invermectina.

La aplicación de estas terapias alternativas con altísimos rangos de éxito hacen pensar ¿qué es lo que detiene al gobierno federal mexicano para quitarse los pesados grilletes que lo tienen maniatado a los poderes farmacéuticos internacionales desde los cuales en realidad se traman las maquinaciones y planes criminales para evitar que el género humano deje atrás padecimientos que por ahora son negocios multimillonarios de estratosféricas magnitudes?

Ese es el probable trasfondo del porqué existiendo ya curas probadas para pacientes con COVID, su diseminación se obstaculiza y se estigmatiza y peor aún se encarcela en algunos países como Ecuador, a quienes las difunden.

En efecto, no es posible pensar que el gobierno de AMLO desconozca estos exitosos tratamientos alternativos que de hecho equivalen a una vacuna que de inmediato liberaría al país, y a bajísimo costo, del absurdo confinamiento domiciliario que sufre gran parte de su población y al cierre masivo de negocios.

Ello por no hablar del desplome de su economía y la próxima irreversibilidad de algunos de esos daños, ante la incomprensible complacencia gubernamental. AMLO tiene enfrente de sí pero no lo ha visto o no la ha querido ver, una medida de repercusión en el orbe entero si fuera aplicada.

La aplicación terapéutica en pacientes COVID del dióxido cloro, obligaría al Consejo Nacional de Salud a promulgar el fin de la pandemia en México, si bien no por su erradicación sino por la utilización de una sustancia que en pocos días restauraría la salud de los contagiados con COVID-19.

En realidad el dióxido de cloro no requiere autorización gubernamental en México ya que su uso no está prohibido pues es ampliamente conocido desde hace más de 100 años en el país y en el mundo entero, e incluso en el más inaudito de los absurdos: ¡la propia OMS! reconoce su efectividad y cero toxicidad colateral, sin reacciones adversas y daños posteriores (en la esquizofrenia que padece este organismo se contradice por escrito de lo que ahora condena)

En dado caso a los galenos que lo prescriban o utilicen los ampara un tratado internacional, el llamado Acuerdo de Helsinki, en el cual, se establece que cuando ningún otro método reconocido funcione, los médicos tienen la facultad de explorar alternativas de alivio a sus pacientes en casos extremos.   

Y el dióxido de cloro ha resultado efectivo no sólo contra el COVID. También contra la malaria, el dengue, el VIH, y el ébola entre otros males epidémicos. De ahí que resulte tóxico pero para los gobiernos que manipulan políticamente la contingencia sanitaria y farmacéuticas que lucran con ello.

Elimina de paso el uso del polémico cuan inútil cubrebocas que debilita al sistema inmune de los portadores y que son focos de infección y enfermedad de vías respiratorias e instrumentos de control.

La gente puede volver a vivir sin miedo a la enfermedad y sin depender de las farmacéuticas. “Por eso es tan peligroso para el sistema corrupto que busca esclavizar a la raza humana” concluye un video que circuló en redes sociales y que provocó agrias negaciones a cualquier veracidad en su contenido, así como reclamos reduccionistas entre los desinformados detractores del dióxido de cloro.  

La ignorancia no cubre sin embargo lo que ya es una “plandemia” acorde a un plan de destruir economías, implantar un nuevo orden mundial y tener ‘aborregada’ a la gente muerta de miedo.

Si alguien quisiera denostar estas ideas como parte de una “teoría barata de la conspiración” , el mismo y nefasto Bill Gates (a quien nadie eligió para estos efectos eugenésicos) al anunciar en CNN sus planes de propulsar una vacuna universal, aseguró que la deberá portar todo ser humano para poder realizar la mayoría de sus actividades: desde acceder a su trabajo, asistir a un servicio religioso, presenciar un evento deportivo, volar a cualquier destino, o cruzar las casetas de cobro en las autopistas.

En fin, la vida robótica en carne humana. Si el lector consciente del alcance último de lo referido quisiera unir su voz a la de los demás como él, podría asistir a la marcha convocada el próximo día 19 en el cruce de las avenidas Juárez y Ocampo de la capital regiomontana.

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Vía / Autor:

// Guillermo Colín

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Autor: lostubos
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