Por Obed Campos
Que avanzados se vieron, en todos los sentidos, los brillantes ideólogos a los que se les ocurrió que por ley, los miembros del Consejo de la Judicatura Federal deberían, no solamente clarificar sus relaciones consanguíneas sin las llamadas “sexoafectivas”.
Lástima que la iniciativa duró muy pocas horas y fue resultado de la incomodidad, me imagino, que sembró en más de cuatro, que si no, hubiera seguido adelante.
¿O que tienen que ocultar respecto a sus querencias los miembros del CJF?
Leo hoy en El Norte, periódico madre de Reforma: “El órgano retiró el manual que contenía la solicitud, argumentando que no coincide con lo que los consejeros aprobaron en el pleno”.
Y es que si la ley prosperaba, imagínense la levantada de togas que les iban a dar a los honorables miembros de ese Consejo.
Aunque por otro lado ¿por qué no aclarar paradas? Si los honorables miembros del CJF no tienen nada que ocultar, a qué le temen…
El Pleno del CJF aprobó, el miércoles pasado, la construcción de un Padrón Electrónico de Relaciones Familiares, que obligaría a los miembros del organismo a hacer públicas sus relaciones de parentesco y de pareja en un plazo no mayor a 30 días.
Así que las ganas de combatir el nepotismo, en todas sus manifestaciones, se van a quedar en eso, en simples buenas intenciones de año nuevo.