Por Francisco Tijerina Elguezabal
“La incertidumbre es una margarita cuyos pétalos no se terminan jamás de deshojar.” // Mario Vargas Llosa
Y
como en el viejo juego de “serpientes y escaleras”, cuando casi
llegábamos al final nos tocó serpiente que nos ha hecho descender
al principio de la partida.
Así está el mundo con el
rebrote del Covid-19.
No son necesarias las culpas y las
fechas, no se requiere andar buscando los motivos, el asunto existe y
se presenta por igual aquí que del otro lado del planeta, de manera
que de nada nos sirve el “hubiera”.
Lo que sí podemos
hacer a partir de ya es retomar hábitos, volver al endurecimiento de
nuestros cuidados, doblar las precauciones y reforzar la cultura de
no salir si no es necesario.
Es cierto, conforme fue
pasando el tiempo y se fueron reduciendo los contagios y decesos
fuimos todos tomando confianza y relajando las medidas; el rebrote es
un simple recordatorio.
Y a pesar de todo, en Europa
aumentan las protestas por las restricciones que dictan las
autoridades sanitarias.
Es absolutamente normal y
previsible. Ante el miedo y la incertidumbre los humanos reaccionamos
de manera contestataria, rebelándonos a la imposición y
manifestando nuestro hartazgo por lo que ocurre, aunque cuando esos
mismos manifestantes y opositores sientan en cortito la presencia y
efectos del virus, seguramente se autoaislarán y serán los más
fervientes guardianes y promotores de la limpieza y
sanitización.
¿Qué es lo que sigue? ¿Cuándo terminará
esta pesadilla?
Posiblemente jamás y el pesado tema del
cubrebocas, el gel, la toma de temperatura y la sana distancia se
convertirán en una forma de vida permanente.
¿En qué
deberíamos estar pensando?
En diseñar soluciones y
propuestas para un transporte colectivo más seguro y distanciado; en
encontrar mecanismos para un regreso a clases que brinde protección
y confianza a alumnos y maestros, en ubicar formas en las que podamos
regresar a estadios, teatros y otros espacios públicos, de manera
masiva pero controlada.
Y aquí no hay duda, la manera más
efectiva de luchar contra el mal empieza por nosotros
mismos.
Tenemos que tomar conciencia y entender que
requerimos de la reactivación económica para seguir moviendo al
país y el mundo; necesitamos la educación y el esparcimiento, pero
todos tenemos que poner de nuestra parte actuando de manera
responsable.
Acabemos con la incertidumbre y dejemos de
preguntar qué pasará en el futuro para cuestionarle a los demás:
¿estamos todos haciendo nuestra parte?
ftijerin@rtvnews.com