Por Obed Campos
Comenzó como una aparente chiflazón por parte de un grupo de alcaldes (algunos dicen que 14, otros que 21) quienes se separaron de sus partidos allá por agosto o septiembre pasado para presionar y crear un bloque de munícipes en Nuevo León, algo así como la GOAN de petatiux.
Como el amable lector sabrá, el ajedrez es un juego mental y elemental, cuya similitud entre política y ajedrez es tan obvia que difícilmente podría diferenciarse una de la otra, ya que en ambos casos se trata de jugar con movimiento de piezas para desarticular al adversario dejando las posiciones propias de forma lo más favorable para lograr el triunfo del rey.
Me dicen los que saben de política que en Nuevo León no se está jugando ajedrez político usando todas las piezas importantes, como el caso de Miguel Ángel Lozano, alcalde de Pesquería y líder de esos tránsfugas 14 o 21 munícipes, y cuyo grupo está sonando mucho en el estado ya que de una manera u otra sostiene al cada vez más solitario gobernador Jaime Rodríguez Calderón.
Murmuran en radio pasillo que este grupo es la nueva pieza la clave de la política en el estado y que se ha convertido en el fiel de la balanza, y que han sostenido pláticas con diversas marcas políticas, también se dice que no les han convencido las opciones propuestas por los partidos protagonistas, pero que la marca predominante no ha volteado a ver todo el tablero de ajedrez.
Pero volviendo a lo del término “el caballo negro”, este se aplica a alguien que se mantiene con perfil bajo, pero cuyas habilidades mantiene en secreto, tal como sucede en el ajedrez pues con esta pieza fundamental en el tablero pueden determinarse diversas jugadas como lo son la desviación, atracción, destrucción de la defensa, intercepción de líneas, etcétera.
Y así sucede en el tablero político, donde casos hay muchos, uno de estos el de Carlos Salinas de Gortari en la elección de 1988 quien mantenía su perfil bajo y que en ese entonces la figura central era Alfredo del Mazo, y a quienes todos suponían sería el candidato del presidente Miguel de la Madrid. El error de Del Mazo es que se la creyó y lo demás es historia…
Pero de vuelta en Nuevo León el alcalde Lozano se ha convertido en una pieza fundamental a la cual pudiera considerarse el fiel de la balanza para la definición del futuro gobernador, incluso, no pasa desapercibido que pudiera ser el caballo negro en esta elección, porque aunque caiga gordo a veces, reúne todos los requisitos necesarios para dirigir los destinos del estado, toda vez que cuenta con un currículo político inmejorable, y carga con la experiencia de haber sido presidente del PRI en la elección que hizo ganador de la contienda a Rodrigo Medina, sin que ello signifique complicidad con la funesta figura de tal exgobernador.
Miguel ha sido alcalde en tres ocasiones del municipio de Pesquería, tiene entre sus haberes el ejercicio político y el cambio de rumbo social y económico del municipio, al que devolvió la dignificación de ejercer los seguros públicos básicos, sanando las finanzas públicas haciendo eficiente la infraestructura municipal, la cual ha acrecentado través de la gestión de recursos los cuales ha venido incrementando hasta lograr el 300 por ciento por encima de las captaciones económicas comparadas en 2015.
Entre otras linduras, se sabe que el primer alcalde del estado que abrió las puertas del gobierno municipal al presidente López Obrador y al equipo que lo representa en el estado, fue precisamente el multicitado Lozano.
Por eso es que se escucha el rumor en Morena nacional del alcalde de Pesquería y, si tal rumor resultara cierto, podremos entender que en el partido del presidente también saben jugar al ajedrez político, porque esta pieza puede resultar fundamental para ganar una elección próxima y para servir de válvula a la presión ejercida por el gobierno de este estado al presidente López Obrador.