Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Nunca se miente tanto como antes de las elecciones, durante la guerra y después de la cacería.” // Otto von Bismark
Poco a poco la mano de cartas con la que nos tocará jugar la partida 2021 para gobernador en Nuevo León se va aclarando y nos despliega una interesante gama de opciones para que el próximo mes de junio elijamos a cuál de ellas le otorgamos nuestra confianza.
Aunque en etapa de precampañas es bastante claro que sólo quedan pocos espacios por definirse y que no habrá grandes sorpresas de aquí al arranque de las campañas formales.
Las del año entrante serán unas elecciones sui generis por las circunstancias de la pandemia y especialmente por las condiciones económicas que se viven en nuestra entidad; por ello elegir bien a quien tomará las riendas de Nuevo León durante los siguientes seis años es un tema de vital importancia.
Hoy más que nunca se requiere que los candidatos y candidatas se enfoquen más en los “cómos” por encima de los “qués”. Todos sabemos cuáles son los problemas y carencias que nos aquejan y que nos los repitan no tiene mucha ciencia o bien el recibir la eterna promesa de que en caso de ser electos lo resolverán; cómo y cuándo son los variables a determinar.
Y el cuándo toma relevancia porque luego resulta que llegan, prometen algo en campaña y cuando no lo cumplen te salen con que “yo no me refería a un lapso determinado, sino a todos los años de mi gestión”.
La mano será de entre cuatro y cinco cartas, por lo que no habrá posibilidad de dispersarse y habrá que ver si en esta nueva realidad las campañas son capaces de generar un ambiente propicio para el debate de altura y la presentación efectiva de propuestas que permitan al electorado tomar la mejor de las decisiones.
La suerte casi está echada, veamos qué nos depara el futuro.