Por Félix Cortés Camarillo
Durante los días recientes, mis compañeros de los medios electrónicos -pero también periódicos y revistas- han recurrido a publicar recuentos pormenorizados de las más trascendentales noticias del año que afortunadamente nos dejará ¿en paz? esta misma semana. En parte ello obedece a la sequía informativa que estos días festivos provocan, ya que muchas noticias surgen de la vocería del gobierno, y en parte porque los compañeros requieren de algún descanso.
Ya se sabe que noticia es todo recuento de aquello que modifica el curso natural de nuestras vidas; pocas veces ello se da en tono de mejoría. Que lleguen quinientos aviones diariamente a un aeropuerto no es noticia; que uno solo se desplome sí lo es. En cuanto más muertos, mejor.
Algunas mujeres consideran que la única ventaja del 2020 es que puede ser borrado del calendario, reduciendo así su edad. Ciertamente, el recuento de este año ha sido asaz cruento, abundante en malas noticias. Por encima de todas ellas la pandemia que sigue matando mexicanos, de la manera en que mata gringos y brasileños, entre otros.
El mal nos ha llevado a la convicción de que hay que olvidarnos del año 2020, la crisis de salud provocó el efecto dominó que se presentó en los fenómenos incidentes de inseguridad, frustración, economía en hundimiento y desesperanza, todo ello en una crisis social que en el siglo que llevamos de haber cesado el fuego de la Revolución no habíamos vivido jamás ni queremos volver a vivir nunca. Cualquier evaluación en contrario será un mal chiste del Día de los Inocentes.
La realidad desastrosa no solamente nos ha afectado a nosotros, sino a nuestros hijos y seguramente nietos. No vamos a recuperar el de por sí deficiente ritmo de desarrollo que habíamos mantenido con dificultad en los últimos cuarenta años. Sí, precisamente esos que el presidente descalifica como los tiempos del neoliberalismo rapaz. Que fueron menos perniciosos que los dos años de la cuarta simulación, con o sin pandemia.
El asunto es ¿y ahora qué?
¿Vamos a desearnos todos, con alta hipocresía, un feliz año nuevo?
Es muy difícil hacer un pronóstico de que el 2021 pueda enderezar el rumbo.
Yo, que soy un optimista imbatible, sólo puedo asegurarles que haga lo que haga el 2021 no podrá ser peor que su antecesor.
PREGUNTA para la mañanera porque no me dejan entrar sin tapabocas: con todo respeto, Señor Presidente, ¿y Usted ya le escribió su carta a los Tres Reyes Magos de Oriente?
felixcortescama@gmail.com