Por Verónica Malo Guzmán.
“Más claro que la luz.”
“La luz de alante es la que alumbra.”
Dichos populares
Dicen que en la guerra y en el amor todo se vale. Pero en las campañas políticas, ciertas actitudes y comentarios, no.
Hay quienes consideran, por ejemplo, un error el haber cambiado su trayectoria priista para irse con Morena. El hecho es que ella se decantó por la 4T porque, en ese momento, tenía un mayor ímpetu el partido del gobierno federal.
Una vez ungida como candidata al gobierno del estado, ha incurrido —ya sea por decisión propia o de su equipo de campaña— en serios errores que, lejos de sumar, levantan cuestionamientos entre sus posibles votantes.
El primero fue permitir se grabara un video donde su cónyuge, Abel Guerra, declara que Clara Luz alcanzaría la gubernatura gracias a que la gente sabe que ella es su esposa. Lo que es peor, para variar se dijo que dicho video se había sacado de contexto. Mas, luego de eso, por parte del equipo de la candidata no se trabajó en establecer distancia del marido ni se fortaleció la imagen de ella como mujer independiente.
Dicho capítulo dio pie para que Marco Polo, humorista de Nuevo León, hiciera una parodia de Clara Luz y su esposo; igual que lo hizo, por cierto, del senador con licencia, Samuel García, abanderado por Movimiento Ciudadano (lo cual es difícil, pues él es de por sí parodia de sí mismo).
La candidata y su equipo, en lugar de tomarlo a chunga, revertirlo y usarlo a su favor, decidieron mejor denunciar al actor por violencia política. ¿En serio? En todo caso, la queja formal hubiera sido válida contra lo que dijo su marido…
Una de las virtudes de todo político debe ser la tolerancia en la fortaleza —así sea fingida— que permite aprovechar el momento. Pero la denuncia formal (independientemente de que fuese justa) mostró todo lo contrario.
Luego supimos que, en una de sus giras de proselitismo, dado que el camino para acceder a Santiago, Nuevo León —zona que arde por el incendio que consume esa localidad—, Clara Luz descendió de su vehículo para abrirse paso en un camino cerrado por las fuerzas de seguridad estatales. En un acto de rebeldía y prepotencia, insistió en que se le dejara pasar a ella y a algunos habitantes de la zona.
La última es un muy mal video promocional (a la candidata se le ve enojada en lugar de asertiva) donde ataca a su principal contrincante, Adrián De la Garza, de esconder una trapacería realizada en épocas del gobernador Rodrigo Medina. Más allá de la seria acusación que comunica, lo que trasciende es un intento desesperado de parte de Clara Luz debido al empate técnico que hay entre ambos contrincantes y que reflejan diversas encuestas serias al respecto de la intención del voto en la entidad.
Así que, igual que la misma Clara Luz dice en el citado video, le podemos decir a ella ahora: “así no”.
Así no, Clara. Los electores no quieren un candidato que ataque al contrincante, que se enoje con las fuerzas del orden por acatar instrucciones (así sean equivocadas) o que demande a un cómico. Los ciudadanos de Nuevo León no buscan a una persona que esté a la defensiva, sino a una que sea capaz de escuchar y se muestre por encima de las situaciones.
Clara Luz tiene poco tiempo para rectificar, y debiera empezar por recordar el porqué los diferentes partidos la buscaban con ahínco para representarlos: por su don de gentes y de palabra, y por la forma de proyectar a una persona en general agradable y empática.
Clara Luz debiera retomar el camino que en un principio la hizo candidata. Y, más allá del instituto político que hoy representa, privilegiar sus propuestas de gobierno y la visión de lo que busca y quiere para Nuevo León.
Me parece que es necesario —si desea ganar— que sus asesores le impriman un poco de luz a la campaña. O de plano cambiar de asesores, porque los actuales por lo visto no sirven.