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Por José Jaime Ruiz

josejaimeruiz@lostubos.com

@ruizjosejaime

La recta final de las elecciones para la gubernatura de Nuevo León tiene a los candidatos punteros en una feroz competencia. No hay nada para nadie, pero sí hay tendencias. Quien descartó al panista Fernando Larrazabal, se equivocó: Fernando ya entró en la pelea. No es casual que exista una campaña en su contra aduciendo que declinará por el priista Adrián de la Garza. No hay tal, Fernando continuará hasta el final.

La candidata de Morena, Clara Luz Flores, se mantiene estable, su avance es lento, no se ha recuperado del todo y el voto antimorena crece cada vez más, así lo ven los analistas del Grupo de los Diez, los analistas de los grandes empresarios de Nuevo León. El próximo primero de junio, sin embargo, Clara Luz mostrará el músculo de su estructura en su cierre de campaña en el estadio de Los Sultanes. Hay un trabajo bien aceitado para enfrentar el Día D, el domingo de las elecciones, eso y el trabajo de campo que se realizó con los programas sociales de la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador.

El priista Adrián de la Garza ha enseñado, literalmente, músculo. Espera mostrarlo electoralmente el domingo de los comicios. Adrián ya tiene, a partir de su trabajo en Monterrey, el voto clientelar priista de la capital, Guadalupe, Juárez y, sobre todo, de Apodaca. La demografía electoral de Adrián es urbana y tal vez eso le pese el día de las elecciones. De la Garza tiene que lidiar con otro problema, el expediente abierto en la Fiscalía General de la República. Adrián fue a denunciar al presidente Andrés Manuel López Obrador a la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que no tiene competencia electoral. No fue a preparar la lucha postelectoral en los tribunales, en realidad fue a blindarse, a resguardarse ante la posibilidad de que se ejerza coacción física en su contra.

El candidato de Movimiento Ciudadano, Samuel García, se creyó a pie juntillas el canto de sirenas del periódico El Norte. Samuel ha sido engañado. Las encuestas compradas y las encuestas cuchareadas no valen. Las encuestas compradas cuestan, al menos, 150 mil pesos para ubicar al candidato donde más le convenga. Las encuestas cuchareadas de un medio, confunden la visión del candidato. Samuel subió, llegó a un techo, pero la tendencia actual es a la baja y su intención de voto se trasvasa a Larrazabal. Y, hay que repetirlo, sin estructura, Samuel es vulnerable el domingo de las elecciones.

Lo que viene es el voto switcher, el voto razonado, especialmente el voto de los indecisos. Indecisos que en la actualidad suman el 30 por ciento. Ese es el mercado electoral al que tienen que convencer Clara Luz, Adrián, Fernando y Samuel. Las alianzas no van, lo que sigue son las traiciones porque, se sabe, no pasa una semana sin que alguien traicione a un “amigo”, abuse su confianza, corra a socorrer al campo enemigo.

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Autor: stafflostubos
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