Por Carlos Chavarría
Qué bueno que el secretario de Salud se empeña en conseguir que aprendamos a vivir con el COVID como esa demoniaca compañía que en una aparente aleatoriedad elige a sus próximas víctimas. Qué bien que intente actuar como si les importara la muerte de sus congéneres. Qué bien que al fin se aquilata el poder del virus y la debilidad de nuestra cultura de prevención.
Pero qué malo que los políticos no aprendan de los errores que ellos mismos cometen. En primer lugar, nunca debieron involucrarse en la lucha contra la pandemia y quitarle a los científicos y la sociedad el liderazgo para actuar sin dejo de duda y menos para tratar de beneficiarse políticamente de la pandemia para luego eludir la responsabilidad cuando ya es demasiado obvio que las cosas no van bien.
Ahora ya está más que claro que el COVID y su diseminación es un asunto meramente científico y de educación de masas, nada tienen que hacer los políticos metidos hasta las narices en este grave asunto, excepto asegurar que solo los mejores talentos participen.
Con sus mapas de colores y estadísticas que ni ellos mismos entienden lo único que crearon ha sido confusión y desconfianza en la manera en que se trata de regresar al estado anterior de las cosas y que una fracción importante de la población de plano no les cree nada.
Aunque este fenómeno no es exclusivo de México, pues todos los gobiernos están tratando de operar y dirigir el proceso de la lucha, es ya muy claro que falta algo para convencer a la gente de aceptar y asimilar las nuevas formas de convivencia, trabajo, educación y de vida en general que tenemos que adoptar para salir de la crisis y después vivir con ella.
La educación emergente de masas y la internalización del conocimiento no es un asunto de políticos, al menos como los conocemos, cantinflescos, generalistas, poco preparados y sin educación para manejo de crisis.
No se trata de unos cuantos posters, lemas y conferencias de prensa, que a fuerza de repetición diaria ya suenan huecas, vacías y poco incentivadores y eso a muy pocos.
Más de la mitad de la población continua con ideas absurdas alejadas de la ciencia y del conocimiento que poco a poco se va acumulando del virus y su manejo. Ya es tiempo de llamar y dejar trabajar a los mejores médicos realmente especializados en cada dimensión del problema. Alguien se pronunció: “…¡podré equivocarme cuando los contrato, pero no cuando los corro!…”.
Muy importante es que los consejos de salud se integren también con sociólogos y psicólogos de masas, expertos en logística y modelación de sistemas, maestros, y sobre todo permitir que la sociedad sea la que tome la batuta central con sus mejores ciudadanos que sí inspiren a la adopción de las nuevas reglas de vida bajo esta y cualquier pandemia que nos ataque.