Por Eloy Garza González
Hace 15 años sorprendí llorando a mi mamá, a su regreso de la clínica de Pemex. Una simple revisión médica, de rutina, le hizo comprobar que sufría un cáncer de mama. Los estudios posteriores confirmaron el diagnóstico. Quedamos devastados por la noticia.
Uno busca consuelo en las instituciones de salud y lo que ofrece la burocracia son trámites, papeleos y escasas alternativas. El médico de Pemex (donde ella está pensionada) no le daba ninguna esperanza de vida. De un día para otro, el destino de mi madre cambiaba para mal… o eso pensé.
Por esos días (los peores de mi vida), me encontré casualmente, en un supermercado, a mi compadre Carlos Barona, a quien tanto quiero.
“A ver” me dijo,”nada de andarse lamentando. En este momento le marco a mi compadre Donato Saldívar y él nos ayudará con tu mamacita”.
Donato Saldívar tuvo posgrado como médico en Ginecología y Obstetricia en la UANL y durante su vida fue director del Hospital Universitario.
En efecto, a los pocos minutos me habló el doctor Donato e ingresó a mi madre al Hospital Muguerza y después al Doctor Hospital. Donato puso a nuestra disposición a uno de los mejores oncólogos de Monterrey, el doctor Óscar Vidal, quien no le cobró a mi madre ni un solo peso por sus honorarios, hasta que la dio de alta cinco años más tarde. Todo gracias al doctor Donato.
Durante todo el proceso de recuperación de mi madre, Donato no dejó pasar un solo día sin hablarme, hasta que mi madre salió adelante mediante radioterapias y por fin la dieron de alta. Ahora, mi madre vive muy tranquila en su casa,15 años después, y muy agradecida con Carlos Barona y Donato Saldívar. Tanto, que por muchos años se refirió a ellos dos como sus “ángeles guardianes”.
Luego, en un arranque de exageración, dice que Carlos Barona es el más guapo, carismático y caballeroso de todos mis amigos. Y yo le digo: “Sí, mamá, ándale, está bien, lo que tú digas”. ¿Para qué la contradigo?
Ayer murió nuestro querido Donato Saldívar. Ya se imaginarán cómo nos sentimos con ese deceso mi familia, mi madre y yo. Elevemos una plegaria por su alma. Donato se portó con nosotros como un ángel de la guarda.
Descansa en paz, querido doctor, mi más sentido pésame a nuestra amiga Cristina Díaz y a toda su familia. Que su recuerdo nos aliente siempre.
