Por Eloy Garza González
Este artículo va dirigido a Sofía Morales Garza, próxima secretaria de Educación Pública del gabinete de Samuel García.
El dilema educativo en Nuevo León no es si los niños deben volver o no a clases.
Es imperdonable que los alumnos sigan en sus casas cuando deberían iniciar desde mañana las clases presenciales.
Ahora bien, la creatividad consiste en resolver problemas. ¿Cuál es el problema real? Qué los niños no se contagien recibiendo educación presencial.
Para evitar ese riesgo la solución es muy simple, tan simple que resulta absurdo que no la tome la actual secretaria de Educación Pública del estado, María de los Ángeles Errisúriz Alarcón.
Se trata de segmentar los grupos de cada grado escolar. Tantos números de niños irán los lunes, otros los martes y así hasta cumplir los cinco días de clase de la semana. Incluso aprovechemos los sábados, dadas las actuales contingencias.
Está comprobado que en entornos cerrados el mayor transmisor del virus es quien habla más fuerte. En este caso, el maestro.
Así que el docente tiene que impartir sus clases con cubrebocas, caretas y usando gel antibacterial constantemente.
También hay que evaluar las condiciones físicas de cada plantel. En algunos incluso hay canchas techadas, donde se podrían impartir clases respetando con holgura las respectivas distancias.
Habría que pedirles a los docentes que se hagan la prueba de antígenos y eventualmente la PCR, pagada por la Secretaría de Educación.
Para eso sirven los recursos públicos, no para gastarlo en tantas chiflazones estúpidas.
Por otra parte, te lo digo a ti, lector, si eres padre o madre de familia: no menosprecies la inteligencia y el sentido común de tus propios hijos.
Los menores de edad llevan año y medio cuidándose y la mayoría son obedientes.
Los seres humanos chicos y grandes, somos animales racionales que aprendemos a habituarnos y a adaptarnos a los entornos más adversos.
Pero cómo a ningún gobernante le interesa que vuelvan los niños a la escuela, porque eso implica gastar dinero público, mismo que pueden usarlo mejor para otros fines, lícitos o ilícitos, prefieren polarizar el problema.
O sea, buscan por todos los medios que los mexicanos nos agarremos en riñas virtuales, a gritos y porrazos en Twitter y Facebook.
Unos diciendo tajantemente que no se debe volver a clases y otros ofendidos porque nadie debe volver a clases.
Como tirios y troyanos, o para decirlo menos elegantemente, como perros y gatos.
Eso si, vas al supermercado y mientras pagas el mandado, un niño te ayuda a guardar los productos a cambio de una propina.
A esos menores de edad sí los deja Manuel de la O que se expongan en las cajas de los supermercados.
Pero por nada del mundo los dejará que se expongan en un aula escolar.
¿Qué aprenderán de provecho esos niños del supermercado dentro de 10 años? No a ser médicos ni a ser ingenieros ni a ser químicos o arquitectos.
Aprenderán muy bien el digno oficio de ser paqueteritos.
Yo no esperaría para nadie ese destino tan cruel.
¿Tú si?