Por Francisco Tijerina Elguezabal
“O se aprende educación en la propia casa o el mundo la enseña con el látigo, y nos podemos hacer daño.” // Francis Scott Fitzgerald
Y aquí seguimos, en las mismas, unos contra otros, discutiendo en dos bandos confrontados que se empecinan en asegurar que cada uno tiene la razón y como en la canción aquella que decía: “Lindo pescadito, que estás en la fuente, que chiflen a su madre los que están enfrente”.
Todo el mundo opina acerca del regreso a clases presencial y todos, invariablemente, se disfrazan de poseedores únicos de la verdad. Hasta ahora el único dueño de la razón que he conocido era mi finado tocayo-tocayo, Pancho Tijerina, que editó por años el periódico que llevaba ese nombre.
Sin embargo me llama la atención el anuncio de la posibilidad de iniciar el nuevo ciclo escolar en un formato híbrido, con clases presenciales y en línea y no suena tan mal, repartiendo niños y explorando las formas en que puedan ir regresando poco a poco a las aulas, aunque debo decir que tengo mis fundados temores después de ver cómo piensan nuestros vecinos al norte del Río Bravo.
Lo que no alcanzo a entender es cómo pretenden implementar el sistema híbrido si no tenemos los maestros para ello, porque no se le puede pedir a un profesor, después de los enormes esfuerzos que han realizado en más de un año y medio, que dobletee turno y primero vaya al salón a dar la clase y después se ponga frente a la computadora a repetir la instrucción.
No creo, lo digo sinceramente, que el modelo a distancia funcione colocando una cámara en el salón de clase al tiempo que se instruye a menores presentes… o les pones atención a unos o a los otros.
Lo que sí tengo claro es que no me parece correcto, por muchas razones que esgriman, que sin tener la plena certeza de que no existe riesgo alguno para los niños y jóvenes, se les exponga a contagiarse cuando no hay espacios disponibles para atenderlos en hospitales y cuando, además, se obliga a los padres a firmar una especie de renuncia en forma de un acta de corresponsabilidad.
Si ya hemos esperado más de un año y medio, ¿por qué no esperar un poco más a que tengamos el panorama claro y que se pueda vacunar a los pequeños antes de jugar a los experimentos con ellos?
Tan sólo les recuerdo que los niños no son híbridos.
ftijerin@rtvnews.com