Por José Jaime Ruiz
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El gabinete no lo es todo, pero casi. Si Cemex es el gabinete, Samuel Alejandro García Sepúlveda tendrá la movilidad que le marque la empresa. ¿Los ciudadanos de Nuevo León votaron por Cemex o por Samuel?
El gabinete no lo es todo, pero casi. Si Cemex es el gabinete, nuevo estadio de Tigres de por medio, qué esperar de la obra pública. En política, un buen secretario de Gobierno. ¿Hernán Villarreal es el indicado? ¿En política, habrá un Nuevo León S. A. sin capital variable a menos de que sea Cemex?
A pesar de sus coqueteos con Texas (algunos en la 4T lo consideran entreguismo), el gobernador electo, Samuel Alejandro García Sepúlveda, ha sorteado bien su relación con el presidente Andrés Manuel López Obrador. Pésele a quien le pese, Samuel Alejandro gobernará el estado.
Una pregunta de fondo es ¿con quién gobernará? ¿Cuál será el equipo que coadyuvará al joven maravilla?
Hasta ahora el único indicio que tenemos es que Cemex co-gobernará Nuevo León en educación y en desarrollo social. También en economía, aunque Mauricio Doehner no esté como titular. La política de entreguismo puede dar buenos resultados, aunque no es lo mejor para los ciudadanos que votaron en contra de la continuidad de Rodrigo Medina (Adrián de la Garza y Paco Cienfuegos) y la “independencia” irresponsable de Jaime Rodríguez Calderón.
Si algo hay que aprovechar de estos sexenios fallidos es no ser como ellos. Samuel Alejandro tiene que reinventarse como el gobernador que no ha tenido Nuevo León. Más Jorge Treviño, que Martínez Domínguez. Más Alfonso, mediáticamente, que Jorge, un apocado. Es imposible que sea Raúl Rangel Frías, pero puede acercarse, en obra pública, a Bernardo Reyes.
Las asignaturas pendientes, no puedo evitarlo, es el combate a la pobreza y un buen manejo de las políticas culturales. La pobreza de Nuevo León es evidente, los cinturones de miseria que ahorcan los barrios de las ciudades, la miseria rural es un insulto a nuestra sociedad de consumo, de derroche.
El entreguismo no sirve a los ciudadanos. Los ciudadanos votaron por un cambio ante el fracaso político y social de Rodrigo Medina y de el Bronco. Doce años de fracaso son muchos años. Si algo se aprende de la 4T es la diferencia entre el poder político y el poder económico.
El neoliberalismo impuso la supeditación del poder político al poder económico. Ya no. Al menos en tres años más. El entreguismo de Samuel Alejandro a Cemex y a Texas viola esa separación. Lo digo entero: el gobernador es Samuel Alejandro, no tiene que ceder ni conceder. Las urnas lo habilitaron.
Nueve puntos son nueve puntos. Legitiman. En octubre Samuel Alejandro no acabará con la fiesta de los ladrones, como escupió el Bronco en contra de Rodrigo Medina. Los ladrones de este sexenio no son parte del proyecto ciudadano de venganza. Ya bailaron con la más fea. Dar la vuelta a la página corrupta y mirar hacia adelante.
El entreguismo es mala señal. Ni entregarse a la 4T ni a Texas ni al presidente Andrés Manuel López Obrador. El entreguismo produce estatuas o monumentos vanos, como la estatua confesable de Martínez Domínguez acariciando a López Portillo, o los tubos de Alfa cuando la rescataron. El ciudadano vota contra el entreguismo, por eso vota. La representatividad carece de entreguismo y de sociedades anónimas de capital invariable. Samuel Alejandro podría revisar la historia de los gobernadores recientes y sus fracasos. Sólo así evitaría su propio fracaso.
