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A quienes me la rayaron porque pedí reabrir las escuelas

Por Eloy Garza González

Desde que publiqué ayer mi artículo “¡Abramos ya las escuelas!” he recibido por diversas redes sociales más de 550 comentarios que en promedio 70% son a favor, 10% dándome sus argumentos bien razonados aunque en contra de mi posición y 20% mentándome la madre.

En general quienes me la rayaron lo hicieron por dos motivos: 1. Los niños no sabrían comportarse con propiedad en una aula física. 2. Casi ninguna escuela pública está en condiciones de recibir a los niños porque están en ruinas.

Respondo al primer tipo de crítica. Yo nunca hablé de que regresaran a la escuela solamente los niños. Lo que dije fue organicemos el regreso a clases porque esta pandemia se quedará con nosotros mucho tiempo en sus múltiples variantes (tan solo este año ya se propagó la Delta y nos faltan otras más).

Y si bien es difícil controlar niños, sí es posible persuadir a los alumnos de secundaria. No es el mismo comportamiento el de un niño de 6 a uno de 12. O sea, ya veremos la forma y los grados de control.

Insisto: las clases tienen que ser segmentadas con unos cuantos alumnos por día bajo estrictas medidas de salud, con la autorización expresa de los padres. La opción de educación a distancia al menos en Nuevo León ha sido, salvo honrosas excepciones, un redomado fracaso.

Ahora respondo al segundo tipo de críticas. Si tú tienes una casa abandonada por más de un año y medio, no te sorprendas si regresas y la encuentras en mal estado. Pues bueno, a los planteles educativos les pasa lo mismo que a las casas abandonadas. Me dicen que estos planteles no están en condiciones de ser reabiertas. ¿Y cuándo sí van a estarlo?

Es más: espérate a volver a tu casa abandonada otro año más. Te encontrarás con fallas estructurales que no tendrán remedio. Deberás demoler la construcción y te costará más caro. Por ejemplo, en esta pandemia no se cerraron por completo las oficinas del gobierno estatal. Los burócratas fueron por turnos y de manera escalonada. Lo siguen haciendo así.

¿Por qué no se hace igual con el personal de las escuelas aunque fuera para mantenerlas? Conozco a muchos maestros, directores e incluso conserjes quienes por propia voluntad, gastando de su propio bolsillo, fueron a darle mantenimiento a las escuelas donde laboran (son mis héroes).

Pero el gobierno del estado no les ayudó en nada. Hasta hace algunas semanas a algunas escuelas primarias y secundarias les dieron un par de escobas y trapeadores.

De manera que la culpa no es de los maestros ni de los padres de familia. La culpa es de la Secretaría de Educación.

El gobierno le cobró a cada comercio de Nuevo León 40 mil pesos por un kit de sanitización que consistía en un tapete, un termómetro y gel antibacterial. Si no pagabas el kit, no podías reabrir tu restaurante o tu fonda. ¿No hubiera sido bueno que esos 40 mil pesos se destinaran a mejorar las escuelas públicas?

¿Cuántas estéticas, tiendas de abarrotes, y consultorios dentales se cerraron con multas que llegaron a rebasar los 100 mil pesos, bajita la mano? ¿No hubiera sido bueno que una parte del dinero acumulado de todas esas multas se destinará a rehabilitar los planteles educativos?

¿O no hubiera bastado con que le dieran a las escuelas el presupuesto que legalmente les corresponde para su mantenimiento? A las decenas de lectores que me la rayaron porque no están de acuerdo conmigo, dediquen un cachito de su rabia a la autoridad correspondiente. A ver si estos políticos se dignan a responderles.

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// Eloy Garza González

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Autor: lostubos
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