Por Joaquín Hurtado
Unidad de diálisis, algún hospital de maestros. Mientras espero mi turno para ver al nefrólogo, escucho la siguiente conversación entre varios ancianos maestros que leen el feis en sus respectivos teléfonos y comentan las noticias en voz alta.
Profe Efra: que este año el gobierno no va a reprobar a nadie. A todos los van a pasar de curso.
Profe Juan: es una tontería del populismo, así son los comunistas que premian por igual a quien se esfuerza, estudia, lucha, cumple para triunfar en la vida, pero da el mismo reconocimiento a quien es huevón, arrastrado, atenido, copión, bueno para nada.
Profe Efra: tengo varios sobrinos que aún con computadora, buen internet, y padres profesionistas y vida resuelta, nunca prendieron la pantalla para asistir a clases virtuales. Yo les dije que si de mi dependía calificarlos los reprobaba, no los dejaba pasar al siguiente año. Se molestaron, me bloquearon.
Profe Juan: mis nietos viven en la sierra, no tienen computadora, sufren mil carencias, pero bien que caminan hasta donde hay señal de TV para cumplir con clases, tareas, nunca fallan. No acepto que reciban el mismo trato que quienes ni se despeinaron.
Profe Efra: este país se está yendo al carajo con estos políticos inútiles, pasalones, no entienden nada de educación, de economía, de nada, lo único que saben hacer es regalar el dinero del pueblo a puro holgazán, destruyen la cultura del esfuerzo, de los méritos propios, de la responsabilidad.
Profe Etelvina (tercia en el diálogo con voz tajante): ay, Efra, ay, Juan, no sean mentirosos, ustedes regalaban calificaciones de excelencia y pasaban de grado a los niños que les traían lonche y más por quedar bien con sus mamás en caso de estar bonitas, ni cara tienen de estar hablando.
Fin.