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Por José Jaime Ruiz

josejaimeruiz@lostubos.com

@ruizjosejaime

“Tenía 81 años y era considerado uno de los importantes pensadores del siglo XX. Jean-Luc Nancy falleció este 23 de agosto en la ciudad de Estrasburgo, Francia, donde residía.

«Oriundo de Burdeos, era profesor emérito de la Universidad de Estrasburgo, y en su trabajo filosófico abordó una temática clave durante el siglo pasado: los nacionalismos y la construcción de nacionalidades. Nada menor si se considera que el XX vio nacer y desaparecer naciones, sobre todo tras el fin de la Primera Guerra Mundial y los procesos de descolonización.

“Así, en libros como El sentido del mundoLa partición de las artesTumba de sueñoA la escuchaLa ciudad a lo lejos y La declosión, desarrolló estos temas, aunque también se interesó en los planteamientos de antecesores como Descartes, Kant, Hegel y Heidegger, aunque también de los franceses de su tiempo, como Jacques Lacan, Georges Bataille y Maurice Blanchot”, leo en la prensa internacional.

Francis Fukuyama quiso terminar con su histeria decretando el fin de la historia. Al fin francés, Jean-François Lyotard nos impuso el término posmoderno, después llegaron las definiciones que se «definían» sólo variables y que van de lo líquido sin liquidez de Zygmunt Bauman hasta el sobrevalorado Byung-Chul Han con su sociedad de la transparencia, su sociedad del cansancio o la de trabajo y rendimiento.

Uno de los libros fundamentales de Nancy es La comunidad desobrada (Arena Libros, 2001), el pensador francés introduce términos cuasi físicos en su estudio de comunidad, como la dislocación, pero también la disolución, por eso lo “desobrado”, la partición.

“Político sería el trazado de la singularidad, de su comunicación, de su éxtasis. ‘Político’ querría decir una comunidad que se consigna al desobramiento de su comunicación, o en cuando destinada a dicho desobramiento: una comunidad que hace conscientemente la experiencia de su partición.

(…) “Yo dirá más bien: expone estos límites, no los franquea nunca, ni la comunidad. Pero, en todo momento, seres singulares comparten sus límites, se reparten sobre sus límites. Ya no tienen las relaciones de la sociedad (ni ‘madre’ e ‘hijo’, ni ‘autor’ y ‘lector’, ni ‘hombre público’ y ‘hombre privado’, ni ‘productor’ y ‘consumidor’, sino que están en la comunidad, son obra que hacer, desobrados”.

Por eso Jean-Luc Nancy cita en el epígrafe de su libro a Hölderlin en su “Pan y vino”:

“…siempre subiste una medida/ Común a todos, aunque a cada cual también le toca su propia parte,/ Que cada uno vaya y alcance hasta donde pueda.”

Hasta donde pueda, Jean-Luc.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: stafflostubos
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