Por José Jaime Ruiz
josejaimeruiz@lostubos.com
@ruizjosejaime
Quienes “lean” la resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación acerca del tema de la campaña del gobernador electo, Samuel Alejandro García Sepúlveda, como un descalabro, se equivocan. Sólo se trata de agotar todas las instancias e impugnaciones que dejó la contienda electoral. No podía ser de otra manera, agotar la petición de Morena y del partido Movimiento Ciudadano.
El siguiente paso para la gubernatura de Samuel Alejandro es pasar de la legitimidad de las urnas a la legalidad de los tribunales para convertirse en gobernador constitucional de Nuevo León los primeros días de octubre.
Hace un mes todavía pensaba que le podían arrebatar la gubernatura a García Sepúlveda, los recientes acontecimientos, a menos que se dé un giro inusitado, desmienten mi reflexión de julio. Todo indica que los espaldarazos –Texas, Presidencia de la República, empresarios del estado– al gobernador electo tendrán su corolario en su asunción constitucional. En dos semanas, el plazo que se le dio al INE para resolver, se verá la resolución.
El problema para Samuel Alejandro es que la transición puede convertirse en una transición ríspida si la administración de Jaime Rodríguez Calderón sigue indolente con la transparencia y la rendición de cuentas, sin no se llega a una política de composición del Congreso local y se sigue la distancia entre miembros destacados de MC, como Agustín Basave, y las políticas públicas de la nueva administración.
Si, como afirmaba Marx, todo lo sólido se desvanece en el aire, lo relevante aquí no es nada más la solidez porque la palabra es “consolidar”. Samuel Alejandro ya se legitimó, próximamente será, a partir de las instancias electorales, gobernador, gobernador legítimo y legal. Y así, consolidar es el verbo.