Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú.
Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú.
Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú.
Sé tú el que aparta la piedra del camino.”
// Gabriela Mistral
Ayer dejó de existir un ícono de la comunicación en Monterrey, don Gonzalo Estrada Cruz.
Si alguien me pidiese describir en una imagen la cultura del esfuerzo y la disciplina, estoy seguro que la primera imagen que vendría a mi mente sería la de don Gonzalo.
Un hombre que de la nada, a base de su pasión por el trabajo y su enorme visión, creó empresas, se hizo un gigante de la radio y fundó su periódico, además de muchos otros negocios.
Tuve el honor de trabajar para él y tener la oportunidad de conversar, pero sobre todo aprender, a su vera en infinidad de ocasiones. Con don Gonzalo no existían las medias tintas y en cuestión de trabajo era un titán, una máquina que entregaba su máximo esfuerzo en todo lo que hacía y se proponía.
Además de exitoso empresario fue político y desde su cargo como regidor en el municipio de Monterrey cumplió a cabalidad con su premisa personal de dejar un sello y de apoyar al desarrollo de nuestra ciudad, además de siempre, siempre, ayudar a las personas.
Era frecuente ver que llegaran a su oficina personas de distintas clases sociales a pedir la ayuda de don Gonzalo, gente que ni siquiera lo conocía y así, sin pedir nada a cambio, don Gonzalo los ayudaba, les resolvía, gestionaba en su nombre.
Estricto siempre, firme, porque la vida nada le regaló, porque su éxito personal fue fruto del esfuerzo constante, de la entrega absoluta, aunque debo decir también que parte de ese triunfo de vida era la alegría y amor que ponía en su vida y trabajo.
Monterrey debería rendir homenaje a este regiomontano por adopción que un día llegó a nuestra tierra y echó raíces, tan grandes, tan fuertes, que han dejado una enorme huella en nuestra ciudad y su gente.
A su familia nuestro abrazo fraterno, con la satisfacción y orgullo de haberlo disfrutado poco más de un siglo en esta vida; en ellos queda el ejemplo de un gran hombre y todo un personaje.
Descanse en paz don Gonzalo Estrada.