Por Obed Campos
La grave crisis por la que atraviesa la policía de San Pedro Garza García no es porque los delincuentes hayan infiltrado la corporación sino que, más bien, ellos son la corporación o para no enredarnos, la policía es propiedad de la delincuencia y no del pueblo.
Miguel Treviño de Hoyos, quien se jacta de ser un experto en temas de seguridad, fue chamaqueado por los bandidos o no supo de qué se trató el cuento. Porque el alcalde no va a poder salir a decir que él no sabía nada, si lleva tres años en el cargo y es el jefe supremo de esas fuerzas del desorden.
Pero el problema de la policía de San Pedro y de su alcalde, es un lío de soberbia, ceguera voluntaria y sordera opcional.
Ni el alcalde ni sus caros asesores han querido ver el pantanal de su corporación y no le han salido al toro por los cuernos, por eso acaban corneados.
Y es que la crisis de la otrora policía modelo sí se va a resolver con mano dura y aplicando leyes y reglamentos, como una purga de caballo.
Pero en el fondo se trata de un problema de información o desinformación más bien. Porque en pleno siglo XXI no se arma a un policía dándole un radio, una pistola y una camarita para que se vaya a la buena de Dios a la calle a “levantar el chivo”.
Policías de a deveras, como los que había en la Policía Judicial de los años 80’s me enseñaron que la mejor herramienta, por no decir que arma, con la que carga un cuico, ya sea uniformado o de paisano, es la libreta y la pluma.
Es decir, la mejor medicina para cualquier mal de índole criminal es la información bien acopiada y procesada.
Porque lo contrario que pasó en San Pedro cumple la máxima lopezobradoriana de dar abrazos a la delincuencia y no balazos.