Tras una minuciosa investigación donde están involucrados medios de diversos países, El País, publicó el pasado 4 de octubre, un amplio textos sobre los Legionarios de Cristo, la congregación ultracatólica mexicana a la que pertenecen desde seglares, católicos de base y militantes y que ahora, también está en la mira de la investigación de los Papeles Pandora, al figurar como los responsables de una red financiera opaca desde la que movieron hasta 295 millones de dólares (Seis mil 190 millones de pesos) para invertir en negocios inmobiliarios, petroleros y tecnológicos. Según la investigación periodística, la red fraudulenta se creó bajo el amparo del Vaticano y operó entre 2010 y 2011.
El Consorcio Internacional de Periodismo de Investigación (ICIJ, en sus siglas en inglés), una agrupación que congrega a más de 700 periodistas de 600 medios de comunicación de todo el mundo, llegó a la conclusión de que la congregación religiosa mexicana Los Legionarios de Cristo, fundada por el ex sacerdote Marcial Maciel, condenado en su día por pederastia y abuso de menores, utilizó la red de fraude fiscal internacional de las élites mundiales para blanquear sus millonarias prestaciones por sus negocios.
Los Legionarios de Cristo no acostumbran a hablar de dinero. Dentro de esta congregación católica, una de las más ricas del mundo, son pocos lo que conocen la dimensión de su imperio económico. Los Papeles de Pandora, abren una ventana a las finanzas del cielo: las altas esferas de la orden religiosa han desplegado en la última década una opaca red de fideicomisos y empresas subsidiarias que opera desde un paraíso fiscal sin dejar rastro de quién está detrás. Sacerdotes y empresarios cercanos a la institución crearon entre 2010 y 2011 un intrincado esquema que en pocos años acumuló más de 295 millones de dólares (254 millones de euros) en activos con inversiones en sectores como el inmobiliario, el tecnológico o el petrolero. La congregación admite haber creado parte de la estructura para “recibir donaciones”, pero rechaza tener control sobre los fideicomisos utilizados para invertir en una treintena de empresas.
La congregación creó una estructura ‘offshore’ con 295 millones de dólares en activos mientras el Vaticano investigaba la opacidad de sus cuentas. Los ‘Papeles de Pandora’ contradicen a la entidad religiosa, que había asegurado que ya no contaba con ese tipo de arquitectura financiera
En el caso de la congregación religiosa se nutre económicamente de sus feligreses, pero sobre todo de los numerosos negocios en el sector educativo, entre ellos la Universidad Anáhuac, el Colegio Cumbres y una red de escuelas de nivel medio y superior en México, Colombia, España, El Salvador, Venezuela, Argentina y Chile.
La investigación periodística desveló lo que hasta ahora era un secreto a voces, las cuentas opacas de una congregación religioso que lleva muchos años en el centro de la polémica; primero por su proximidad con el que ex papa Juan Pablo II, pero sobre todo a raíz de los escándalos de pederastia, abuso de menores y fraude en los que estuvo inmerso su fundador Marcial Maciel, un sacerdote que en día tenía una enorme influencia en el clero mexicano y en el poder político de entonces, y que tenía hilo directo con el Vaticano.
En el trabajo también se advierte que en la última década, los Legionarios de Cristo tejieron una opaca red de fideicomisos y empresas subsidiarias que operaban desde un paraíso fiscal sin dejar rastro de quién estaba detrás. Así lo cuenta el diario El País, que participó de la investigación: “Sacerdotes y empresarios cercanos a la institución crearon entre 2010 y 2011 un intrincado esquema que en pocos años acumuló más de 295 millones de dólares en activos con inversiones en sectores como el inmobiliario, el tecnológico o el petrolero”.
Según la investigación, el elegido para la desarrollar la trama ilegal fue el cardenal Velasio de Paolis, entonces responsable de las finanzas vaticanas y hombre de confianza del Pontífice. “Debía sanear la congregación y poner en orden un enorme patrimonio económico. El proceso duró dos años y medio, y el informe final prometía la renovación de la institución. Los Papeles de Pandora revelan ahora cómo, mientras presumían de tener la casa limpia, montaron un esquema para absorber dinero a través de tres fideicomisos en Nueva Zelanda. Un destino regular para aquellos que buscan evadir impuestos sobre la riqueza”La entidad, llamada The Retirement and Medical Charitable Trust (Fideicomiso Caritativo Médico y de Jubilación, RMCT), estaba diseñada para “recaudar donaciones y hacer inversiones” y, con ese dinero, “asistir financieramente a miembros retirados, afectados mentalmente, o heridos en algún accidente”, de acuerdo con el acta de creación. Detrás de la fachada benefactora, sin embargo, se erigía una estructura formada por otros dos fideicomisos que invertía millones de dólares cada año en una cartera demasiado exótica para una congregación conocida por su doctrina ultraconservadora.
En la investigación se explica que “el fideicomiso RMCT se nutría de otros dos, establecidos también en Nueva Zelanda con el mismo agente y bajo la misma dirección que el primero”.
El histórico arquitecto de las finanzas legionarias, el sacerdote mexicano Luis Garza Medina, y dos de sus hermanos empresarios abrieron el 15 de noviembre de 2011 Salus Trust y AlfaOmega Trust, dos fideicomisos que se utilizaban para invertir en cientos de proyectos en todo el mundo. En esa estructura inyectaron millones de dólares que, según explican, provenían de “una herencia familiar”.
De acuerdo con las actas de creación, ambos fideicomisos contaban con 100 dólares de capital inicial y los fondos incorporados posteriormente consistían en “transferencias bancarias” de dinero en efectivo y posiblemente acciones del grupo empresarial mexicano ALFA, fundado por la familia de Garza Medina.Pese a que aseguran que el dinero inicial inyectado en estos fideicomisos era propio, los millonarios beneficios que generaban las inversiones iban a parar a RMCT, el fideicomiso de la congregación religiosa. Al tratarse de dos estructuras irrevocables, los activos son inaccesibles para todos, excepto para el beneficiario, en este caso, los Legionarios de Cristo. El protector de las entidades, una especie de vigilante que controla al administrador con el fin de proteger los activos, era el mexicano Alejandro Páez Aragón, cuñado de Garza Medina y miembro del Regnum Christi, el movimiento laico de la congregación. Su sucesor era Evaristo Sada Derby, uno de los históricos sacerdotes de la Legión. Sada ha asegurado que nunca tuvo “ningún rol activo” en AlfaOmega y Salus, y que fue removido como parte de la estructura en 2014. Páez Aragón fue contactado por su participación en este esquema, pero no ha respondido.
Y así fueron acumulando hasta 295 millones de dólares que utilizaron para ampliar su influencia financiera y empresarial en los sectores de la energía en México, el petróleo y las nuevas tecnologías.
Hasta al pollito Chicken le entraron
A partir de la creación, el monto de dinero dentro de la estructura basada en estos dos fideicomisos creció a una velocidad vertiginosa. Para 2017, seis años después de su creación, AlfaOmega contaba con activos por 148 millones de dólares (127.583.353 euros) y Salus, por unos 147 millones. El dinero fluía a través de cuentas en cuatro bancos suizos hacia inversiones principalmente en América y Europa. Lo hacía por medio de dos compañías radicadas en Reino Unido: AOG Investments y LUS Investments, encargadas de llevar adelante las operaciones comerciales.
Dónde y cuándo colocaban el dinero estaba determinado por las recomendaciones de la empresa española Proaltus Capital, que operaba como el agente inversor de los fideicomisos. Las apuestas financieras incluyen desde proyectos petroleros en el Caribe hasta propuestas de desarrollo de tecnología biomédica. Para 2019 habían invertido al menos 59,2 millones de dólares (51.029.536 euros) a través de las dos subsidiarias, según reportaron ante el registro comercial británico.
Un millón de dólares, por ejemplo, fue invertido en franquicias de Kentucky Fried Chicken, la cadena estadounidense de pollo frito. Sin embargo, gran parte del dinero se utilizó para comprar propiedades residenciales en una decena de ciudades de Estados Unidos. Muchas de las empresas que recibían inversiones de esta estructura fiscalmente opaca conocían el origen de los fondos. Aspen Trust, la compañía que administraba los fideicomisos, enviaba correos a los posibles destinatarios de inversiones en los que afirmaba que el beneficiario de AlfaOmega o Salus, según qué fideicomiso usaran para la transacción, era RMCT, que a su vez había sido creado por los Legionarios de Cristo.
Todas las propuestas de inversión quedaban registradas en resoluciones que emitía Aspen Trust. El 5 de junio de 2013, por ejemplo, reportaron una propuesta para invertir 800.000 dólares en Cordea Savills, un fondo de desarrollo inmobiliario en Londres. El 8 de mayo de 2015, la propuesta de inversión fue de 750.000 dólares para el desarrollo inmobiliario Barrington Place en Florida. Ese mismo día, Aspen emitió una resolución para poner 750.000 dólares en Optimum Europe, un proyecto de renovación de transportes europeos.
La millonaria estructura no parece diseñada para beneficiar a los miles de miembros de la institución, sino a unos pocos, aquellos considerados consagrados. Para llegar a esa categoría se necesita una fidelidad y una entrega superior al resto, explica el exlegionario Erick Escobar. En la escala de la consagración existen tres niveles, dice. “Si eres de primer grado, te pedirán que aportes económicamente a la casa local. Si eres de segundo grado, te pedirán que pongas tus bienes a disposición del Regnum Christi o de la Legión, algunos incluso nombran administradores de sus bienes a Legionarios de Cristo. Si eres de tercer grado, dejas a tus padres, tu profesión, tus bienes y te vas a vivir a las casas de los consagrados del Regnum Christi”.
Esta política hacía que el patrimonio de grupos adinerados de México, históricos benefactores de la congregación, terminara fusionándose con el dinero de la orden. Es el caso del arquitecto de las finanzas de los Legionarios de Cristo. Descendiente de una de las familias más prominentes del norte mexicano y heredero de una de las fortunas más grandes del país, Luis Garza Medina destacaba dentro de la congregación por su inteligencia y habilidad con los números. Era parte del círculo más cercano a Marcial Maciel y desde su posición construyó una estructura económica tan rentable que le dio a la organización el poder para comprar el silencio del Vaticano durante décadas. El papa Juan Pablo II ignoró durante años las cientos de denuncias que llegaban a su mesa contra el fundador de la orden, uno de sus predilectos gracias a las cuantiosas donaciones que repartía dentro de la curia.
El conglomerado ALFA, un enorme grupo empresarial de México que se dedica principalmente a la industria petroquímica, fue fundado por la familia Garza Medina a inicios de los años setenta en el Estado de Nuevo León. Décadas después, el límite entre la fortuna familiar y el dinero de la congregación se volvió muy difuso. En una carta enviada por Garza Medina en 2013 a Aspen Trust, el sacerdote exigía que de los cuatro protectores de los fideicomisos se eligiera siempre a un legionario, a una persona del Regnum Christi y a dos miembros de su familia.
“En la Legión, cada miembro continúa siendo propietario de sus posesiones, pero tiene que poner a alguien más a cargo de la administración”, ha justificado el portavoz de la congregación. Aunque no es el caso de los Garza Medina, que no tienen acceso al dinero que han inyectado en la estructura fiscalmente opaca. “Los activos han sido donados irrevocablemente a los fideicomisos y, por lo tanto, la familia no tiene acceso a ellos”, ha explicado John Lovallo, el vocero de los Garza Medina.
Con la intervención de De Paolis en 2010, muchos legionarios que habían formado parte del círculo cercano de Maciel, como Garza Medina, fueron desplazados de los cargos clave. Tras su salida, el esquema financiero de RMCT se acomodó con nombres nuevos. La mayoría de los sacerdotes elegidos por De Paolis para encabezar la nueva era de la congregación en la vida pública tomaron también el mando de las finanzas en paraísos fiscales. Un documento de Aspen Trust data la salida de Garza Medina como fideicomisario de la entidad en 2012. En su lugar detalla la entrada del sacerdote alemán Sylvester Heereman, quien se convirtió en director de la congregación aquel año.
El poder que había amasado Garza Medina dentro de los Legionarios de Cristo era tal que aún hay dudas sobre su actual papel dentro de las finanzas. Su hermana, la periodista mexicana Roberta Garza Medina, asegura que nunca dejó de tener el mando de las cuentas. “No puede ser destituido. Él sabe dónde están los fondos, él tenía la firma para acceder a esas cuentas. La mayoría de los activos no están a nombre de la Legión, sino a nombre de los prestanombres de mi hermano. No le pueden quitar eso”. Solo después de la muerte de Luis Garza Medina y su hermana Paulina, también parte de la congregación, los recursos de los fideicomisos serán totalmente entregados a los Legionarios de Cristo, detallan algunos documentos.
En la Iglesia católica, donde el simbolismo siempre encuentra habitación, los legionarios eligen las palabras con mucha precisión. “De alfa a omega” es un sinónimo de eternidad, explica el exlegionario Erick Escobar. “Significa que Cristo es eterno, que vivirá por siempre”. Otros lectores de la Biblia interpretan la unión entre la primera y la última letra del abecedario griego como la eternidad de Dios. Resulta paradójico que la estructura fiscalmente opaca que alimentó durante las últimas dos décadas las finanzas de los Legionarios de Cristo haya sido bautizada con las mismas letras: las que representan la eternidad.
Fuentes: La Jornada, el País, Proceso, Quinto Elemento Lab.