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¡A no dejarse engañar!

Por Carlos Chavarría

Así como ya no hay muchos yacimientos someros de petróleo -de esos que decían algunos que no tenía chiste explotarlos- tampoco resulta fácil la producción y/o extracción de gas natural, materia prima para la mayor parte de las plantas generadoras de electricidad del mundo. Del carbón ni hablar, existe en abundancia pero es muy contaminante, igual que el combustóleo y los aceites pesados.

Desde hace mas de 60 años, en pleno boom petrolero, los conocedores de la materia alertaron de cuánto durarían las reservas del aceite a las tasas de consumo que nuestro planeta [https://www.pemex.com/ri/Publicaciones/Paginas/ReservasHidrocarburos.aspx]  requiere para nuestro modo de vida. Ese plazo ya está encima, pues nos quedan de 10 a 15 en años en México.

En este momento, no sólo España, los Estados Unidos y China… sino todos los países, estamos enfrentados al mismo problema, cada vez es más costosa y contaminante la producción de energía eléctrica con fuentes fósiles.

En tanto en la mayoría de los países desarrollados se implementan políticas públicas dirigidas a suplir el petróleo y el gas natural con fuentes renovables. En México, que forma parte del Grupo de los 20, pero no es un país normal, el gobierno apuesta a resolver su problema de liquidez de corto plazo desplazando a todos los generadores independientes y devolviendo a CFE y PEMEX todo su poder monopólico en franco sacrificio del futuro energético nacional.

Lo más absurdo es que todo se motiva en la “soberanía” y es esa soberanía, en el mediano y largo plazo, la que habrán de anular con las políticas que están promoviendo.

En México nos sentamos, sexenio tras sexenio, para “administrar la abundancia”  a la que hizo referencia José López Portillo en relación al petróleo y no hicimos nada para prepararnos para el desastre que ya nos alcanzó.

Presidente tras presidente, se trataron de hacer realineamientos de la política energética nacional y todo quedaba en grillas y en mantener el status quo de dos monstruos burocráticos .

Ante la misma abundancia esas dos empresas, se convirtieron en la fuente de efectivo para balancear el gasto federal, que por supuesto incluye la corrupción y las mismas políticas de desarrollo social que ahora se hacen pasar como una novedad.

Ahora el problema ya no es sólo la ineficiencia de CFE y PEMEX, el asunto es el efecto que tendrá en el corto plazo y las próximas generaciones el seguir a contrapelo de la realidad y continuar nuestra dependencia de dos insumos, petróleo y gas, que cada vez serán más costosos y escasos.

No es un tema de precios, es una alerta sobre la viabilidad de nuestro país de continuar sobre esta política energética que ya se agotó.

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Vía / Autor:

// Carlos Chavarría

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Autor: lostubos
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